Naturaleza y arte aderezados con buen vino.
Laguardia, Álava (*) |
Portada policromada de Santa María de los Reyes, en Laguardia. (*) |
Callejeando por la ciudad uno se va topando por doquier con los escudos nobiliarios que decoran las fachadas de las casas más solariegas. Sin duda, la marca indeleble de la importancia que tuvieron, o que se quisieron dar a si mismo, sus moradores. La piedra, como no podía ser de otro modo, es el elemento constructivo predominante en los muros de las casas, y también de la muralla que abrazaba y protegía a sus vecinos. La plaza Mayor, con sus soportales, era, y es, el espacio urbano en el que se concentran los vecinos y en el que podéis observar un curioso reloj de carillón.
Laguardia conserva una importante tradición bodeguera. (*) |
La iglesia también está sobradamente representada con dos templos notables: la iglesia de Santa María de los Reyes, al norte, y la iglesia de San Juan al sur. En la primera sobresale una monumental portada gótica policromada. De la segunda, toda ella gótica, destaca la puerta sur, más conocida como la de los abuelos.
Vista aerea de Laguardia. (*) |
Laguardia está toda ella rodeada de viñedos cuyos frutos, cuidadosamente procesados, acompañarán a los ricos platos de la gastronomía local. El color de los campos, como bien os podéis imaginar, varía en función de la estación en que nos encontremos. Pero los viñedos también dejan hueco a unos humedales de extraordinario valor biológico y ecológico. Tal es así, que en la actualidad estos humedales están declarados como Biotipos protegidos. En definitiva, en Laguardia os podéis encontrar con buen vino, mucho arte y naturaleza desbordante que harán que el viaje no os defraude.
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(*) Imágenes facilitadas por GRUPO RVEDIPRESS.