Buen queso, iglesias, y mucho más.
Puerta de Santiago de Villalpando. |
Si comenzamos por los monumentos, hay que destacar la gran cantidad de iglesias que, en diferente estado de conservación, y con difirentes estilos arquitectónicos, destacan entre el caserío, más bien soso, de Villalpando. Hasta el propio Ayuntamiento tiene habilitado como salón de actos lo que fuera la nave de una vieja iglesia, claro está, cuidadosamente restaurada. El ayuntamiento abre sus puertas en la plaza mayor que es una típica plaza castellana, con sus soportales y balcones y en la que, como antaño, todavía se celebran en ella las corridas de toros, pues esta es una tierra de fuerte tradición taurina. Pero quizá, los mayores hitos monumentales sean las dos puertas que se conservan de una muralla inexistente. Son las puertas de Santiago y la de San Andrés, también conocida como la puerta de la villa.
Aparte de los edificios notables aludidos anteriormente, conviene resaltar el arte popular basado en construir edificaciones con muros de barro y paja. Resulta sorprendente ver como algunos viejos edificios han resistido con bastante fortuna los envites climatológicos con la escasa resistencia que puede ofrecer la argamasa formada con la mezcla de tan pobres materiales de construcción. Recorriendo las calles con atención podréis ver varios ejemplos. No obstante, si os acercáis a alguno de los pueblos que la circundan, como puede ser Quintanilla del Olmo, este tipo de construcciones son más comunes. También en los alrededores de Villalpando podréis visitar un paraje natural de extraordinaria importancia: las lagunas de Villafáfila. Se trata de un conjunto de lagunas en el que invernan varias decenas de miles de aves migratorias. Evidentemente es durante el inverno cuando el espacio ofrece su mayor riqueza faunística y, por lo tanto, la mejor fecha para visitar este espacio natural, con el permiso de las persistentes nieblas castellanoleonesas.
La gastronomía también es un atractivo de esta villa zamorana. En este sentido, hemos de reconocer que por estas tierras hemos comido uno de los mejores cocidos que uno recuerda, Además, visita obligada es acercarse a alguna de las queserías para comprar uno de esos magníficos quesos que elaboran. Con ello bien se puede decir que os llevaréis un pedazo de la esencia de estas tierras, que, por otro lado, será la semilla del deseo de querer volver a Villalpando
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