Parque Natural del Barranco del Río Dulce, en Guadalajara.

Escenario del Hombre y la Tierra.

Cerezos en flor junto al Río Dulce.
Este interesante espacio natural, situado al norte de la provincia de Guadalajara, fue declarado Parque Natural en el Año 2003. No obstante, su belleza era apreciada desde mucho antes de que los ojos de las administraciones públicas se fijaran en él y lo protegieran mediante la figura citada. Tal es así que Félix Rodriguez de la Fuente lo eligió como escenario para rodar algunos de los capítulos del documental del Hombre y la Tierra. Precisamente unos de los puntos desde los que se obtienen mejores panorámicas del parque es el mirador que lleva el nombre del famoso naturalista, muy cerca de la localidad de Pelegrina. No os vayáis del Parque sin hacer un alto en este punto.

Parque Natural del Río Dulce, en Guadalajara.

El Parque Natural del Barranco del Río Dulce tiene una extensión de 8348 ha., incluyendo términos municipales de varias localidades. Esto te hará pensar, como efectivamente ocurre, que a su interior se puede acceder desde diversos puntos. Uno de ellos es desde Mandayona, en el extremo oeste, donde existe un centro de interpretación. No obstante, yo os recomiendo ir directamente hasta Pelegrina, desde donde podéis realizar una bonita y cómoda ruta.
 
Panorámica de la localidad de Pelegrina, en Guadalajara.

Pelegrina es una pequeña pedanía de Sigüenza. Está encaramada en la ladera de un cerro cuya cima está rematada por las ruinas de un castillo medieval. La estampa que ofrece es realmente hermosa y por sus calles empinadas se respira la misma tranquilidad de la que podréis disfrutar cuando bajéis hasta la orilla del Río Dulce a través de la fuerte pendiente que la une al casco urbano. En Pelegrina también encontraréis un pequeño bar-restaurante que os vendrá muy bien para reponer fuerzas.
 
Cascada del Río Dulce.

Una vez que os situéis junto al lecho del río, un suave paseo de unos tres o cuatro kilómetros os hará disfrutar de la belleza del paisaje. El camino está jalonado por nogales, cerezos y otras especies ribereñas que, dependiendo de la estación, os ofrecerá diferentes combinaciones de colores. El paseo se interumpe bruscamente por unos faralloes rocosos por los que el río se despeña. Para poder contemplar la cascada, es necesario hacer un poco el cabra, pero si tenéis cuidado, os aseguro que merece la pena.
 
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