Donde Almanzor perdió el tambor.
Rollo en la plaza de Calatañazor. |
Cuenta la historia que un caudillo musulmán, victoria tras victoria, iba recorriendo la península Ibérica sin que hubiera ejército que le impidiera su triunfal avance. Tenía por nombre Almanzor, y tan grande era el temor que inspiraba como la leyenda que en torno a él se iba forjando. Pero un día su suerte cambió y por tierras de la actual provincia de Soria su buena estrella fue truncada. Tras aquel episodio, se dice aquello de que en Calatañazor, Almanzor perdió el tambor. Desde entonces, hasta nuestros días, se ha repetido tanto la frase, que resulta difícil acercarse a este rincón soriano sin que se nos venga la rimada sentencia a la memoria.
A poco más de 30 kilómetros de la ciudad de Soria, junto a la carretera que nos conduce hasta Burgo de Osma, y si continuamos hasta Valladolid, encontrará el viajero una pequeña localidad que más parece el decorado de una película que una población castellana. O quizá ambas cosas por igual, pues no son pocos los pueblos castellanos que han servido de escenario al mundo del celuloide. En Calatañazor, en concreto, se han localizado muchas secuencias que posteriormente hemos visto reproducido en las pantallas cinematográficas.
Calle de Calatañazor, en la provincia de Soria. |
El tiempo aquí, durante el siglo XX, se detuvo durante décadas, de tal modo que cuando de nuevo se pusieron en marcha las manecillas del reloj reconstructor, la idea de preservar lo antiguo ya estaba profundamente asentada en la mente colectiva. Es de esa forma que las casas van acondicionándose guardando el apego por lo tradicional que tanto entusiasma a los turistas. Así pues, cada fin de semana son muchos los que por allí desfilan.
Básicamente Calatañazor tine sólo una calle. La que asciende desde la ermita de la Soledad hasta las ruinas del castillo. A mitad del trayecto deja a un lado la iglesia de Ntra. del Castillo. Tanto la iglesia, como la ermita ofrecen un austero estilo románico. Del castillo es tan poco lo que aún se mantiene en pie, que tiene que trabajar más la imaginación que la vista.
Chimeneas tradicionales de Calatañazor, Soria. |
Pateando el casco urbano, son muchos los detalles que llamarán la atención del viejero. El más original de ellos será el que presentan las chimeneas cónicas que, cuan si de volcanes de ladrillo se trataran, irrumpen desde los tejados rojizos. A veces uno se pregunta cómo es posible que las endebles estructuras de las casas levantadas con ladrillo y barro y entretejidas con vigas de madera son capaces de soportar semejante peso.
Ahora bien, si del vejo castillo poco vemos, las tierras que rodean a la localidad, conocidas por el nombre de Valle de la Sangre, y casi todos ellas dedicadas al cultivo del cereal, ofrecen unas panorámicas extraordinarias.
Ermita de la Soledad, en Calatañazor, Soria. |
Aquí, como en buena parte de la provincia de Soria, la naturaleza se muestra generosa. Para comprobarlo, es una visita imprescindible el espacio natural del Sabinar de Calatañazor, perfectamente señalizado a la salida del pueblo y ubicado a poca distancia.
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