Fantástica obra de tapial en la provincia de Jaén.
Al norte de la provincia de
Jaén, rodeado de un mar de ondulantes campos de olivares, se yergue el
castillo de Burgalimar. Sobre una roca, y dominando todo el caserío que configura la localidad de
Baños de la Encina, el viajero se encuentra una curiosa fortaleza de tiempos en los que estas tierras eran morada del pueblo musulmán. Una visita muy interesante, dado el buen estado de conservación y unas proporciones considerables. El viaje hay que completarlo con un paseo pausado por las calles de un pueblo en el que sus casas de fachadas pétreas muestran ciertos aires señoriales.
Cuando el viajero se va acercando hacia la localidad de Baños de la Encina, pronto aparece en el horizonte la imagen del castillo de Burgalimar. Murallas, almenas y torreones aparecen perfectamente perfilados por encima de los campos de olivares. Pero la primera sorpresa aparece cuando se llega a los pies de su muralla. Lo que en la lejanía se intuía como recios muros de piedra, resultan ser en su mayor parte obra de tapial.
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Almenas del Castillo de Burgalimar. |
Lo que en principio puede ser considerado como un pobre material de construcción para un edificio con fines defensivos, ha resultado ser todo lo contrario. Ni los envites de los lances guerreros, ni el implacable factor destructivo del paso del tiempo, han podido mermar el recio contorno de este castillo jienense. Arcilla, arena, cal y piedra han dado forma a los bloques con los que se fue construyendo la fortaleza. Fortaleza que fue declarada en 1931 Monumento Nacional.
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Interior del Castillo de Burgalimar. |
El nombre del castillo deriva de "
Bury al-Hamma",
Castillo de los Baños, pues es de época
Califal. Pero, si bien es cierto que el castillo fue mandado construir por
Alhakén II a mediados del siglo X, el lugar, como han demostrado los estudios arqueológicos realizados en el interior, había sido ocupado anteriormente por un poblado de la
cultura argárica de la
Edad del Bronce, e incluso se han encontrados vestigios de su ocupación en tiempos de la dominación romana. Pero es durante el califato Omeya cuando se levanta la mayor parte del edificio que hoy se puede contemplar. Solo la torre del homenaje, levantada en piedra, corresponde a un periodo posterior.
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Baños de la Encina desde la torre del Homenaje. |
El interior del recinto es abierto, pudiéndose observar solo los cimientos de las dependencias que posteriormente han sido utilizadas con diferentes fines. Uno de los últimos usos que se le dio al
castillo de Burgalimar fue el de cementerio local, lo cual supuso que hubo que llevar tierra al interior para allanar el terreno. Actualmente solo existen dependencias cerradas en la torre del homenaje, las cuales son de obligada visita para acceder a lo alto de la misma y poder disfrutar las las amplias panorámicas que ofrece.
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Calle de Baños de la Encina |
Después de visitar la fortaleza de
Baños de la Encina, es imprescindible recorrer algunas de las calles de la localidad. Unas calles empedradas en las que el blanco imperante de los pueblos andaluces dejan aquí paso a unas fachadas en la que la cal cede terreno ante la piedra labrada de algunos palacios. La
Iglesia de San Mateo también adquiere cierto protagonismo en el entramado urbano.
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