Un monumento egipcio en la capital de España.
Sorprendente para unos e ignorado para otros. Así es el Templo de Debod. En uno de los extremos de la Calle Pintor Rosales, en el centro de un bello parque, allí se levanta un edificio construido muchos siglos antes de que Madrid fuera Madrid. Sorprendente para unos porque llama poderosamente la atención encontrarse en la Villa y Corte con los restos arqueológicos de un templo egipcio. Ignorado para otros porque en torno a una construcción de más de 2500 años de antigüedad se realizan, con la mayor indiferencia, las actividades lúdicas propias de cualquier parque residencial.
Amenazado por las aguas del río Nilo tras la construcción de la presa de Assuán, el templo fue trasladado desde su emplazamiento original, al sur de la ciudad de Tebas, primero hasta Elefantina, y posteriormente hasta Madrid. Dicho traslado fue producto de la compensación a España por su participación en la "Campaña de Nubia" que patrocinó la Unesco con la finalidad de rescatar los restos arqueológicos que iban a quedar sumergidos bajo las aguas del río Nilo. De ese modo se consiguió que estas piedras milenarias quedasen olvidadas para la eternidad bajo las aguas del curso fluvial más largo del mundo.
El Templo de Debod, además de ofrecer un magnífico porte exterior, se puede visitar por el interior. Abre por la mañana y por la tarde de martes a viernes. Los sábados y los domingos solo abre por la mañana. En cuanto a los festivos y los lunes, el templo permanece cerrado. No obstante, se puede obtener más información, llamando al número de teléfono: 91 366 74 15. La entrada es gratuita, pero si se va en grupo se recomienda pedir cita previa. En el interior se pueden apreciar numerosos jeroglíficos grabados en sus paredes.
El parque en el que está enclavado el Templo, además de una espléndida masa arbórea, ofrece en su lado oeste unas magníficas vistas. La gran masa forestal de la Casa de Campo es la principal protagonista de este mirador pero, hacia el sur, compiten en protagonismo el Palacio de Oriente con la Catedral de la Almudena. Sin duda, otra de las estampas típicas de Madrid.
Detalle de un capitel del Templo de Debod. |
Una última recomendación para quienes se acerquen a este bello rincón de la ciudad madrileña es, tras la visita al Templo de Debod, relajarse en alguna de las coquetas terrazas instaladas en la calle de Pintor Rosales. Aunque para quienes vayan con niños, posiblemente es mejor opción un paseo en el teleférico que llega hasta la Casa de Campo.
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