Un lugar imprescindible en cualquier visita a Madrid.
Velázquez en la puerta del Prado. |
En pocos lugares del mundo mundial, como dicen ahora algunos políticos, se concentran en tan reducido espacio tal cantidad de obras de arte. El Museo del Prado es, sin duda, la gran joya de la corona. Ocupa uno de los vértices de un imaginario triángulo trazado sobre el callejero madrileño. El Centro de Arte Reina Sofía y el museo que alberga la colección de pintura Thyssen-Bornemisza son los otros dos vértices del Triángulo del Arte. Otras joyas del tesoro lo constituyen el centro cultural Caixa Forum, El Real Jardín Botánico, las fuentes de Neptuno y Apolo o la imprescindible estampa de los hoteles Palace y Ritz. En el entorno próximo, se ubican otros numerosos edificios y salas de arte que no hacen sino incrementar la rica y variada oferta cultural de primer nivel.
La visita, como no podía ser de otro modo, debe de comenzar en el Museo Nacional del Prado. El interior del edificio que diseñara Juan de Villanueva a finales del siglo XVIII alberga las obras más importantes de los grandes pintores españoles: Velázquez, Goya, Murillo, El Greco o Zurbarán. También se pueden admirar en sus salas obras de Tiziano, Tintoretto, Mantegna, Durero, Rubens, Van der Veyden y así un largo etcétera.
Museo del Prado. |
En cuanto al Museo Thyssen-Bornemisza, hay que decir que complementa la oferta pictórica de los anteriores museos. Sus obras recorren el panorama pictórico desde el siglo XVIII hasta las postrimerías del siglo XX. No obstante, entre las obras que componen su más que interesante colección hay que destacar las pinturas impresionistas.
El eje vertebrados de este triángulo imaginario es el madrileño Paseo del Prado. Una calle que bien merece un paseo tranquilo para poder conocer a fondo toda la historia que rezuma.
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