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Los atrapaturistas urbanos.

REFLEXIONES DE KOFY, EL GATO VIAJERO.

Perece mentira que en los tiempos que corren todavía nos encontramos por algunas ciudades españolas unos personajes que pululan a la luz del día tras la caza del turista. Personajes que, de una u otra forma, intentan ganarse algunos dineros a costa de la bondad, el miedo o sencillamente los descuidos de los turistas. Y todo ello con la pasividad de unas autoridades que miran hacia otro lado sin ser conscientes de que con esa actitud están tirando por tierra una buena imagen que se tarda mucho en conseguir, pero que se va al garete en dos días. Cada viajero que vive una mala experiencia en un lugar gracias a alguno de estos personajes, cuando llegue a su tierra de origen, hablará mal de ese destino por lo que, al menos, se habrán perdido para siempre diez potenciales clientes.


Estos atrapaturistas a los que me refiero pueden adoptar múltiples formas. Unos son los descuideros y carteristas que, aunque en algunos entornos generan ciertas simpatías por sus habilidades, las consecuencias sobre sus víctimas son muy desagradables. Lo peor de que a uno le sustraigan la cartera no es, como bien podéis suponer, que le roben una cierta cantidad de dinero en metálico, sino el quedarse indocumentado en una ciudad, o incluso en un país ajeno. Pero más molesto es todavía tener que iniciar todo el proceso de renovación de documentos de identidad, anulación de tarjetas bancarias... En fin, una experiencia desagradable que a nadie recomiendo.

Otros atrapaturistas que campan a sus anchas por algunas ciudades son quienes ofrecen de forma fraudulenta servicios de lo más variopinto que te puedas imaginar. Los hay que con movimientos pomposos de brazos te ofrecen un lugar para aparcar tu vehículo en la vía pública como si tú solito nos fueras capaz de encontrar un sitio para estacionar. Luego están las leedoras de mano y vendedoras de romero que pretenden vaticinarte el futuro cuando, si se limitasen a leer nuestro presente, verían que son ellas las que nos sobran en nuestras vidas. ¿Y qué decir de los falsos guías turísticos? Esos personajes que buscan a los turistas para enseñarles las maravillas de sus ciudad, como si nosotros no fuésemos capaces de leer la información impresa, o contratar los servicios de un guía profesional a través de las oficinas de turismo locales.

Por último están los que no se andan con disimulos y mediante la amenaza y coacción pretenden robarte. Son los pequeños delincuentes a los que lo mismo les da si eres turista o no, pero que aprovechan tu condición de foráneo para mantener su anonimato. Al actuar siempre por las mismas zonas de la ciudad, ya suelen ser conocidos entre los locales. Por otro lado, la inseguridad del turista siempre les da cierto poder en sus fechorías, y ven a estos como sus víctimas preferidas.

"Cada viajero que vive una mala experiencia en un lugar gracias a alguno de estos personajes, cuando llegue a su tierra de origen, hablará mal de ese destino por lo que, al menos, se habrán perdido para siempre diez potenciales clientes."

Lo más lamentable de todo esto es que, ante estas figuras, las autoridades municipales muestran en no pocos casos una absoluta pasividad. Suelen argumentar que en muchos casos ni siquiera son delitos y que no pueden hacer nada contra ellos. Pero no es cierto. Las zonas en las que actúan estos personajes son las más concurridas por los turistas. Por lo tanto, la mera presencia de la policía en esos puntos puede actuar como elemento disuasorio hacia los malhechores al tiempo que da más seguridad a los visitantes.

También los propios turistas pueden aportar su granito de arena para acabar con estos personajillos. ¿Cómo? Pues muy sencillo. Actuando de tal modo que no contribuyas a mantener esta situación. Por un lado, tomando cuantas precauciones estén a tu alcance para que descuideros y carteristas no puedan apropiarse de tus pertenencias. Por otro, no ceder nunca ante la oferta de estos servicios fraudulentos mencionados anteriormente, u otros que se puedan parecer. Siempre adquirir los servicios en los establecimientos legales. Por último, no andar por esos lugares y a determinadas horas en los que puedas ser víctima de un asalto. 

Con las sencillas precauciones señaladas anteriormente evitarás una mala experiencia. Pero también lograremos hacer menos "rentable" la marginalidad en la que se mueven todas estas personas que viven a la caza del turista. Aunque insisto, son las autoridades locales quienes deben de poner el mayor empeño. El turismo ha quedado claro que es una de las pincipales fuentes de ingresos de numerosos pueblos y ciudades de España. Pues bien, cuiden de esa industria o simplemente los clientes se irán a la competencia.