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La Catedral de Justo, en Mejorada del Campo (Madrid).

El sueño de un hombre llevado al extremo.


La Catedral de Justo.
En el mundo nos encontramos con obras faraónicas construidas con el esfuerzo de miles de esclavos, templos levantados a base de diezmar las exiguas pertenencias de pobres campesinos, o nuevas construcciones erigidas por políticos megalómanos a base achicharrar a impuestos a los sufridos contribuyentes. Y sí. El resultado son obras arquitectónicas dignas de admiración, pero a costa del sufrimiento anónimo de muchas personas cuyo nombre ha quedado olvidado pese a ser el fruto de su sudor. Son obras grandiosas que dejaron en el olvido el dolor de numerosas familias sin las que, gracias a su obligado esfuerzo, no hubieran sido posible. Ninguno de los casos señalados anteriormente se amolda a la Catedral del Justo, en Mejorada del Campo.


La Catedral de Justo, en Mejorada del Campo. Madrid.
Un solo hombre, con su esfuerzo, su constancia, sus bienes y con algunas pequeñas ayudas, ha sido el autor exclusivo de una obra cuya grandeza es la la historia de su construcción. Es el sueño de un hombre llevado al extremo. Toda una vida consagrada a la construcción de un templo que poco a poco ha ido tomando forma. Ahora, pese a estar inacabado, todas sus formas son perfectamente reconocibles.

Vista exterior de la catedral construidos por un solo hombre en Madrid.
El edificio, conocido popularmente como la catedral de Justo, no lo es tal, pues para poder poder ostentar tal título sería necesario su reconocimiento por la Diócesis de Alcalá de Henares. No obstante, a mí me parece que, a juzgar por la historia, hasta el título de catedral se le queda pequeño. Cuenta con todos los elementos que poseen las catedrales: cripta, claustro, coro, sacristía, cúpula... y además, la consagración sincera y total de un hombre a su sueño.

Imagen interior de la Catedral de Justo en el pueblo madrileño de Mejorada.
Mejorada del Campo es una ciudad dormitorio situada a unos veinte kilómetros de Madrid y allí, en unos terrenos familiares, Justo Gallego lleva trabajando cincuenta años en la construcción de un templo. El solo, con material reciclado, ha dedicado toda su vida a la construcción de una catedral que provoca la admiración a todo aquel que se acerque a esta localidad madrileña. Nosotros lo hicimos y, pese a estar bien informados sobre lo que íbamos a ver, también nos asombramos.

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