Conociendo las instalaciones a fondo.
Cola de Caballo. Monasterio de Piedra |
El Monasterio de Piedra es uno de esos sitios que se visita varias veces en la vida. Primero te llevan los papis, cuando todavía eres niño. Luego, según vas creciendo, vas con los amigos. Tampoco falta la escapada con la pareja para, al final, cerrar el ciclo con un viaje familiar con tus hijos. Todo ello siempre que no surja algún otro viaje inesperado, que es lo que nos ha sucedido a nosotros. Aún con todo, considero que merece la pena visitar varias veces el lugar. En un reducido espacio se combina naturaleza y arte aderezados con cierta dosis de romanticismo. Un romanticismo que emana, tanto de los rincones ajardinados del Parque Natural, como de las ruinas nostálgicas de la iglesia del Monasterio de Santa María de Piedra.
Escalera principal del Hotel Monumento del Monasterio de Piedra. |
En el marco de un blogtrip (#TBMonasterio) hemos podido volver a pasear entre las cascadas -algunas quizá demasiado perfectas- en compañía de otros bloggers de viajes. Desde Madrid fuimos con Patricia de De ilusion a recuerdo, Marta de La mochila de mamá y Kate de Viajamos juntos. El viaje fue extraordinario gracias a las comodidades que nos ofrecía el Opel Mokka que utilizamos para nuestro desplazamiento. Y ya en en Monasterio de Piedra nos unimos a otros cuatro bloggers llegados desde Barcelona. Eran Alex de Ahora toca viajar, Dani e Ingrid de The backpack traveller y Myriam de A donde quiera que vaya. Buena gente con la que compartimos ratos agradables.
Componentes del Blogtrip del Monasterio de Piedra con los anfitriones. |
El Monasterio de Piedra es el típico destino al que se llega por la mañana, se visita el Parque Natural -durante cuya visita se puede disfrutar de una espectacular exhibición de vuelo de aves rapaces-, el Monasterio, se come y uno se marcha. Pero gracias a la amabilidad de Ángela pudimos descubrir que este destino ofrece mucho más. Rincones como la Torre del Homenaje, cuyo icono es el logotipo del recinto, o la fachada renacentista del Palacio Abacial son lugares de obligada visita.
Fachada principal de la casa abacial del Monasterio de Piedra. |
Pese a todo lo dicho anteriormente, lo más interesante sucede al atardecer, cuando el turismo llegado en masa durante el día se va marchando y quedan solo los huéspedes del Hotel Monumento. Con el sonido de fondo del agua del río Piedra despeñándose llega la paz a un edificio en el que las viejas celdas de los monjes son ahora cómodas habitaciones. El granero se ha convertido en un relajante bar bajo cuyos arcos apuntados los viajeros pueden detener el tiempo para disfrutar del sabor de una buena cerveza. Pero para relajante, el moderno Spa en cuyo circuito se pueden sentir sensaciones muy diferentes. Toda un conjunto de experiencias que pudimos vivir quienes realizamos este viaje en el que tampoco faltó una cata de vinos de la comarca de Calatayud. En ella actuó como maestro de ceremonias Pepe Marco, de Vinos Divertidos. Un momento muy agradable en el que, entre otras cosas, disfrutamos de un vino de nombre muy curioso: Cojón de Gato.
Opel Mokka con el que se realizó el blogtrip al Monasterio de Piedra. |
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