Y perderse por sus calles.
Plaza della Signoria, Florencia. |
La ciudad italiana de Florencia, enclavada en el corazón de la Toscana, es el típico destino que se puede recorrer sin la guía de un plano. No tengas miedo de perderte, o tal vez eso es lo que tienes que hacer: callejear sin rumbo dejándote enamorar por cada uno de los rincones cargados de arte e historia que configuran esta ciudad. A cada paso que des, cada nueva fachada que mires o cada bocacalle por la que gires, será todo un descubrimiento para los sentidos. No obstante, hay unos cuantos puntos que no debes perderte. Con ellos recordarás algunos de los nombres y artistas de cuando estudiaste historia del arte. En otros rincones te toparás con esas imágenes, tantas veces reproducidas en los diferentes soportes, que te sentirás en el dulce final de un sueño.
Uno de esos lugares que destacan entre tanto arte es el conjunto formado por la Catedral -Duomo en italiano-, el Campanile y el Baptisterio. Aunque forman parte del mismo conjunto, son tres construcciones independientes. En el Duomo de Santa María del Fiore te llamará la atención las dimensiones colosales de su cúpula, obra de Brunelleschi. Puedes subir a lo alto de la cúpula, y recorrerla, tanto por su interior, como por el exterior. Sin duda, merece la pena. También te recomiendo subir al Campanile de Giotto que, aunque tiene una altura de 82 metros de altura, es más bajo que la cúpula (La cúpula tiene una altura de 114 metros y un diámetro de 41). Aun así, las vistas sobre la ciudad son magníficas.
Vista de la Cúpula del Duomo de Florencia desde el Campanile de Giotto. |
El tercer edificio del que hablábamos antes es el Baptisterio, lugar en el que los catecúmenos preparaban su bautismo, ya que mientras no fuesen bautizados no podían acceder al interior del templo catedralicio. En el Baptisterio destacan las famosas puertas de bronce de Ghiberti. En su interior te llamará poderosamente la atención el dorado techo de mosaico.
Techo del Baptisterio de Florencia. |
Pese al gran poder económico de la iglesia reflejado en el conjunto descrito anteriormente, Florencia brilló, sobre todo, por el poder de sus nobles cuyo mejor exponente fue la familia de los Médici. Como mejor exponente del poder civil se encuentra el Palacio Vecchio, en la plaza della Signoría. Su torre, a la que también recomendamos subir, es un buen ejemplo de la arquitectura toscana. La plaza della Signora es todo un museo al aire libre con varias esculturas. Entre ellas destaca una copia del David de Miguel Ángel. Para ver el original tienes que acceder a al Galería de la Academia.
Como imagen más conocida de Florencia quizá tengamos que señalar la del Puente Vecchio, sobre el río Arno. Un puente que hay que admirar desde lejos, pero también desde cerca, paseando entre las joyerías que sustituyen a los pretiles.
Imagen nocturna del Puente Vecchio de Florencia. |
Pero tal como empezamos este artículo, Florencia hay que recorrerla sin mapa para ir topándose con las diferentes obras de arte que le dan forma y fama. Las basílicas de Santa María Novella, Santa Croce o San Lorenzo, el palacio Pitti, la Galería de los Uffizi y tantos otros lugares por los que podemos decir que Florencia es una de las ciudades que hay que visitar al menos una vez en la vida.
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