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Lo que hay que ver en Calatayud

Además de preguntar por la Dolores.

Torre de San Andrés. Calatayud.
Tanta es la fama alcanzada por La Dolores, que resulta harto complicado escribir de Calatayud sin mencionarla. Esta joven, que sirvió en el Mesón que hoy día lleva su nombre, y que merece un capítulo aparte, alcanzó fama internacional gracias a una copla que posteriormente inspiró varias películas, alguna obra de teatro y hasta una ópera. Pero la localidad zaragozana de Calatayud ofrece al visitante otros muchos atractivos además del Mesón de la Dolores, en el que, todo sea dicho, encontraréis un museo dedicado a tan singular personaje. A todos esos lugares que consideramos de interés para el viajero es a los que dedicamos este artículo.


Para comenzar la visita a la ciudad bilbilitana, nada mejor que hacerlo desde la Plaza de España. Se trata de una plaza cuadrangular y con soportales en todos sus lados. Toda ella muy al estilo castellano, pese a encontrarnos en Aragón. Está configurada en sus cuatro costados por una serie de edificios de similares características y altura. Algunos de ellos están rehabilitados con acierto. incluso los hay de nueva planta. Otros, a los que todavía no les ha llegado la hora de ponerse guapos, muestran una inclinación que nos resulta, cuando menos, llamativa.
Estatua en la Plaza de España, también conocida como del Mercado.
Desde la Plaza de España, conocida entre los locales como la Plaza del Mercado, hay que dirigirse hasta la colegiata de Santa María la Mayor. cuya torre octogonal de casi setenta metros de altura, es la más alta del mudéjar aragonés. No te pierdas detalle de su espléndida portada labrada en alabastro en la que puedes dedicar un tiempo a buscar su calavera. Eso sí, a diferencia de la de la universidad de Salamanca, esta no tiene una rana encima. El Claustro, que alberga un museo de arte sacro, también es visita obligada. Esta colegiata fue declarada por la Unesco en 2001 Patrimonio de la Humanidad formando parte del conjunto de Arquitectura Mudéjar de Aragón.

Muy cerca de Santa María, se levantan la iglesia y torre de San Andrés. Esta torre no es tan alta como la anterior, aunque, para muchos, ofrece una decoración más preciosista. No muy lejos de ambas se encuentra la iglesia de San Pedro de los Francos, cuya torre no destaca ni por su altura, ni por su decoración. Sus singularidad radica en su acentuada inclinación. Tal es así que, según cuenta la historia, fue reducida en ocho metros su altura ante el temor de que pudiera derruirse y caer sobre el palacio en el que iba a pernoctar la futura reina de España Isabel II.
Interior de la colegiata del Santo Sepulcro. Calatayud.
Otros templos como el del Santo Sepulcro o el de San Juan el Real, junto a la Puerta de Terrer o la Fuente de los Ocho Caños enriquecen un conjunto artístico digno de ser conocido. Dominan todo el casco urbano los restos de un extenso recinto fortificado de origen musulmán. Entre ellos destaca el Castillo Mayor de Ayyub. Subir hasta él merece la pena por las vistas que se obtienen de la ciudad, pero también para poder recorrer los barrios de la judería y la morería.
Vista nucturna de la fuente de los Ocho Caños de Calatayud.
Para conocer la ciudad de Calatayud, con sus encantadores rincones, historias curiosas e incluso alguna que otra anécdota, nada mejor que unirse a alguna de las visitas guiadas que organiza la oficina de turismo, en la Plaza de España. También será de interés conocer que en esa misma plaza se encuentra un local llamado La Sobresaliente. Allí, además de poder comprar recuerdos, también se organizan visitas guiadas que te harán disfrutar de una localidad en la que, además de preguntar por La Dolores, encontrarás muchos encantos.

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