Recuerdo del atentado a Alfonso XIII. |
La Calle Mayor puede presumir de su estratégica posición al vertebrar algunas de las plazas más emblemáticas de la ciudad. Arranca su recorrido en la famosa Puerta del Sol, en torno a la cual se configuró el sistema radial de carreteras de España. Tras acercarse de modo tangencial a la Plaza Mayor, pasa junto a la Plaza de la Villa para, muy pronto, morir en la Calle Bailén, en el punto en el que la moderna Catedral de La Almudena muestra su ábside.
Cartel de la Calle Mayor de Madrid. |
Otro factor que empequeñece a la Calle Mayor es que, pese a encontrarse entre calles en las que ya se ha restringido el tráfico de vehículos, ella no ha tenido la misma suerte. Por ello los transeúntes, que son quienes humanizan las ciudades y llenan de vitalidad las calles, todavía no pueden andar por ella a sus anchas, permaneciendo en un segundo plano.
Aún con todo lo dicho anteriormente, en la Calle Mayor encontramos motivos para que luzca con orgullo su pomposo nombre. Ya comentamos que enlaza plazas emblemáticas de la ciudad. Incluso en ella encontramos algún edificio que, sin obtener el calificativo de sobresaliente, muestra cierto interés. Pero sobre todo, la Calle Mayor vivió en sus recovecos acontecimientos históricos de primer orden. Uno de ellos, quizá el de mayor trascendencia, fue el atentado que sufrió Alfonso XIII el día de su boda, el 31 de mayo de 1906. Un horrendo incidente provocado por el anarquista Mateo Morral que, si bien no causó daños al monarca, si acabó con la vida de veinticuatro civiles que estaban viendo el paso del cortejo.
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