De morada de los Duques de Alburquerque a Instituto de Enseñanza Secundaria.
Uno de los eslóganes pacifistas más repetidos a lo largo de la historia es el de "menos armas y más libros". Pues bien, del castillo de Cuéllar, ubicado al noroeste de la provincia de Segovia, bien podríamos decir, tomando como referente el eslogan anterior, que es un castillo pacifista. Esas dependencias donde antaño moraban soldados, ahora han sido reconvertidas en aulas en las que alumnos de secundaria se instruyen. Aunque si somos justos con sus orígenes, esta fortaleza no fue pensada con ánimos belicosos, sino más bien como estancia palaciega de sus moradores.
La construcción de este castillo fue impulsada por el ducado de Alburquerque que tiene a don Beltrán de la Cueva como personaje más relevante del noble linaje. En sus orígenes el edificio se destinó a residencia permanente de la familia. Con el tiempo, por aquello de que los nobles tienden a juntarse entre ellos, los duques fijaron su residencia junto a la Corte y este soberbio edificio quedó reducido a residencia veraniega.
Fachada Este del castillo de Cuéllar, en Segovia. |
Con el paso de los años, y los siglos, no llegaron tiempos mejores para el lugar. Primero, durante la Guerra de la Independencia, aquí instalaron su guarnición sucesivamente, tanto las tropas napoleónicas, como las de sus fervientes contrincantes. Funciones similares tuvo durante la Guerra Civil del 36 y, una vez concluida ésta, fue cárcel de presos políticos y tuberculosos.
Así pues, el castillo iba de mal en peor, hasta que alguien tuvo la brillante idea de recuperarlo como institución educativa. Con estas nuevas y más hermosas funciones, el edificio fue restaurándose poco a poco hasta llegar al excelente estado en el que podemos contemplarlo hoy en día.
Fachada del Patio interior del castillo de Cuéllar, Segovia. |
Algunas dependencias se han reservado para las visitas turísticas. Actuación que consideramos doblemente acertada. Primero porque, pese a ejercer una más que ilustre función entre los adolescentes, también debe quedar abierto al público en general. Y segundo, porque algunos espacios, como pueden ser las mazmorras, no creo que encajen demasiado bien en nuestro sistema educativo.
En el castillo de Cuéllar podemos ver elementos que pueden encasillarse en diferentes corrientes arquitectónicas. No obstante, todo el conjunto está perfectamente homogeneizado por la piedra utilizada en su construcción. Incluso las modernas restauraciones llevadas a cabo en los últimos tiempos encajan perfectamente en el conjunto al utilizar la misma piedra. Algunas galerías de madera de la fachada sur ofrecen una delicada rusticidad al monumento.
Vista del Castillo Cuéllar desde las Murallas. |
La visita al interior, es muy recomendable, sobre todo si se escoge la opción de la visita teatralizada. A través de una amena representación los actores trasladan en el tiempo la imaginación de los espectadores. El escenario invita a ello.
Igualmente recomendable es subir a las murallas y pasear por el camino de ronda, desde el que se obtienen una magníficas vistas, no solo del castillo y los jardines situados al sur, sino de toda la localidad. Las diferentes torres indican el punto exacto en el que se ubican las diferentes iglesias de la localidad: San Martín, San Andrés, San Esteban, San Miguel...
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