Una excursión idónea para los veraneantes de la Costa Blanca.
En el Valle del Guadalest, adaptándose como puede a la difícil orografía sobre la que se asienta, y rodeada por escarpadas sierras, se encuentra la bonita localidad de Castell de Guadalest. Es el pueblo más pintoresco de la provincia de Alicante, por lo que se ha convertido en una visita casi obligada para quienes disfrutan de unos días de vacaciones en la Costa Blanca.
Apenas veinte kilómetros separan a Guadalest -que es como nombran casi todos a Castell de Guadalest- de la cosmopolita ciudad de Benidorm, icono internacional del turismo masivo de sol y playa. Pero las distancias son engañosas. Una carretera sinuosa es la que salva los 595 metros sobre el nivel del mar a los que se sitúa y la que provocan que se tarde en llegar hasta allí más de lo que en un principio cabría esperar. Pero una vez en el destino se entenderá que cualquier mínimo esfuerzo que se haya empleado ha merecido la pena.
Guadalest fue declarada Conjunto Histórico Artísitco en 1974, es considerada Bien de Interés Cultural y forma parte de la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España. Con estas credenciales sobran las explicaciones para transmitir la belleza de esta pequeña población alicantina de poco más de doscientos habitantes.
Dentro del casco urbano se percibe que, más que la voluntad racionalizadora del hombre, ha sido la morfología del terreno la que ha impuesto el trazado de las calles. Destacan entre sus construcciones el Castillo de San José, la Casa Orduña -edificio nobiliario del sigloXVII-, la iglesia barroca, también del siglo XVII, de Nuestra Señora de la Asunción, y la Prisión ubicada en los bajos del Ayuntamiento. Pero más allá de éste o aquel edificio, el valor artístico radica en el conjunto.
Dada la proximidad de la ya citada Benidorm y de otras importantes localidades costeras como pueden ser Calpe, Altea o incluso Denia, la afluencia de visitantes de un solo día es masiva. Esta circunstancia hace que ese tipo de turismo sea la principal fuente de riqueza de la localidad. A su vez, esta tipología de turismo ha influido sobre el devenir de la localidad. Más allá de que las calles estén llenas de restaurantes y tiendas de recuerdos, en la localidad abren sus puertas varios museos muy apropiados para el consumo de este tipo de visitantes. Museos tan curiosos como el de Instrumentos de tortura, el de Saleros y pimenteros o el de Microminiaturas. En definitiva, el lugar perfecto para una jornada de excursión durante unas vacaciones de sol y playa en la Costa Blanca.
Localiza el destino en el mapa: