Capilla Sixtina del Arte Mozárabe.
En estos tiempos que corren en los que, para muchos, viajar es montarse en un avión, recorrer varios miles de kilómetros y fotografiarse en los lugares más exóticos que pueda imaginarse, no está de más reivindicar la belleza de lugares sencillos, pero de gran valor artístico, como es el caso de la ermita de San Baudelio, en tierras sorianas. Se trata de una singular construcción que se acerca al milenio, pero que sus momentos más trágicos sucedieron en el siglo XX, cuando un expolio legalmente consentido dio lugar a que muchas de sus pinturas murales se encuentren hoy día repartidas por varios museos.
La ermita de San Baudelio se ubica al suroeste de la provincia de Soria, en tierras de Berlanga, y más concretamente en la localidad de Casillas de Berlanga, que es una pequeña pedanía de Caltojar. En medio de una suave ladera de estos páramos meseteños se levanta un sobrio edificio de mampostería que pasaría desapercibido a no ser que el viajero sepa de su existencia y se dirija a él.
Los expertos consideran que fue construido a finales del siglo XI, cuando estas tierras castellanas pasaban de manos cristianas a otras musulmanas, y viceversa, al albur de las contiendas que entre los diferentes reinos de la Alta Edad Media libraban. En este ambiente se desarrolló el arte mozárabe, que era el de quienes profesando la religión católica vivían en tierras dominadas por los musulmanes. Por eso muestra este sencillo templo cristiano numerosos elementos arquitectónicos propios de los alarifes árabes.
Al entrar al interior del edificio, la sobriedad exterior queda contrarrestada por la estructura y decoración interior. Una columna central de la que parten, a modo de palmera, ocho arcos de herradura forman el espacio central del edificio. Una estructura un tanto exótica y poco común por estos lares. En uno de los lados, continuando con la misma tónica, la ermita se prolonga con un palmeral de columnas y arcos de herradura que, a modo reducido, nos recuerda la estructura de las mezquitas.
Si llamativos son las soluciones arquitectónicas del interior del templo, mucho más lo son sus pinturas murales. O mejor dicho, lo que queda de sus pinturas murales. Pese a haber sido declarado en 1917 como Monumento Nacional, en 1922 las pinturas fueron vendidas a un merchante dispuesto a llevárselas fuera de España. Ante tal tropelía el asunto llegó a los tribunales siendo el Tribunal Supremo quien, tres años más tarde, dio por buena la venta. El resultado es que algunas de las pinturas de San Baudelio están expuestas en museos de Estados Unidos. De las pinturas que fueron arrancadas de sus muros, alguna regresó a España, pero no a su lugar de procedencia, estando expuestas en el Museo del Prado. Pese a todo, todavía es posible ver algunos frescos originales in situ. Aquellos que estaban en la parte más elevada de los muros.
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