Un paraje sorprendente junto al Monasterio de Santo Domingo de Silos.
Eclipsado por la fama del monasterio de Santo Domingo de Silos y la sus monjes cantores, a apenas tres kilómetros de distancia, se encuentra el Desfiladero de la Yecla. Un paraje extraordinario que forma parte del Parque Natural de la Yecla y los Sabinares de Arlanza. Este paraje Natural abarca una superficie de 26.000 has. La Sabina es el árbol emblemático de este espacio protegido alcanzando algunos ejemplares la nada despreciable cifra de dos mil años de vida.
Pero poniendo el foco en el Desfiladero de la Yecla, hay que decir que es un angosto cañón de rocas calizas que durante millones de años se han encargado de erosionar las aguas del arroyo El Cauce. Tan pegadas están las paredes que por algunos sitios apenas alcanza los dos metros de anchura. También se dice que en algunas zonas de la garganta no llegan nunca los rayos del sol. Sin duda alguna, una formación geológica tan inesperada como sorprendente.
Para recorrer sus seiscientos metros que aproximadamente tiene de longitud se han construido unas pasarelas y puentes de hormigón que te permiten disfrutarlo desde lo más profundo. Estas construcciones facilitan el acceso para que cualquier persona pueda disfrutar de la caprichosa geomorfología que en este rincón de la provincia de Burgos ofrece la naturaleza.
Como la visita al desfiladero es rápida, el viaje se puede completar visitando el Monasterio de Santo Domingo de Silos, en cuyo claustro se yergue el ciprés, "enhiesto surtidor de sombra y fuego", al que Gerardo Diego dedicara un famoso soneto. Tampoco quedan lejos las ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Éste era uno de los centros monásticos más relevantes que tuvo el Condado de Castilla, pero el paso del tiempo y los avatares históricos le han condenado a la ruina. Pese a ello, el lugar rezuma belleza y romanticismo por los cuatro costados.
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