Una de las joyas de la ciudad de León.
La Casa de los Botines, junto a la Catedral, el Parador de San Marcos, la Basílica de San Isidoro y el barrio húmedo, es uno de los cinco lugares imprescindibles que hay que visitar en la ciudad de León. Su inconfundible estilo modernista logra que destaque entre otros tantos edificios que enriquecieron el urbanismo leonés entre finales del siglo XIX y principios del XX. Hoy día alberga en su interior diferentes espacios museísticos que la han convertido en uno de los principales referentes culturales de la ciudad.
La Casa de los Botines fue inaugurada el 15 de septiembre de 1893, dando fin a unas obras que solo duraron 10 meses. Toda una proeza para la época. Incluso para los ritmos de construcción actuales resulta algo sorprendente. Su diseño es de Antonio Gaudí siendo uno de los pocos edificios atribuibles al genial artista más allá de las tierras catalanas. De hecho, las únicas obras que firmó el artista fuera de Barcelona son, además de ésta, el Palacio Episcopal de Astorga, el Capricho de Comillas y las obras ejecutadas en la catedral de Palma de Mallorca.
La construcción de este edificio fue promovida por la familia Fernández y Andrés, por lo que también es conocido por dicho nombre. Su propósito no era otro sino el de albergar unos almacenes de tejidos, finalidad que conservó durante muchísimos años. Las plantas superiores se destinaron a 16 viviendas particulares. En 1992 se marcharon los últimos vecinos que habitaron en una de estas viviendas.
En su interior se pueden visitar varias dependencias a través de las cuales el visitante puede acercarse, tanto a la historia de la casa, como a la del propio Gaudí. Además ofrece una variada y amplia oferta cultural. Una forma extraordinaria de generar dinamismo en un edificio que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1969.
Una de las curiosidades más llamativas de la Casa Fernández y Andrés, o Casa de los Botines, es que posee 365 ventanas, haciendo con ese número un guiño al de días que tiene el año. Otra curiosidad destacable es que cuando se restauró el conjunto escultórico formado por San Jorge y el Dragón que se puede apreciar sobre la puerta, se descubrió en su interior un tubo que contenía diversos documentos como los planos originales de la obra o la certificación con la que se ha podido constatar cual fue la duración de la obra.
La Casa de los Botines también es el punto de partida para recorrer lo que se denomina la Ruta del modernismo de León. La Casa Familia Picón y la Capilla del Cristo de la Victoria, situadas ambas en la calle Ancha, o la Casa Lubén y el Edificio Calvo Quirós, que abren sus puertas en la calle Ordoño II, son algunos de los edificios más relevantes que enriquecen esta ruta.
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