Recóndito paraje de la provincia de Teruel.
Entre los pueblos de Royuelo y Calomarde, en la carretera A-1704, el lugar exacto en el que se encuentra la Cascada Batida del Molino Viejo no tiene pérdida. Un ensanchamiento de la calzada que ha sido aprovechado para habilitar un pequeño aparcamiento sirve de referencia. Además el lugar se encuentra adecuadamente señalizado.
Junto al aparcamiento, un área recreativa sirve para descanso de los viajeros que recorren este rincón de España. Desde ese mismo punto arranca un sendero protegido por barandillas de madera que conduce hasta un puente, también de madera, desde el que se obtienen las mejores panorámicas de la cascada.
Siguiendo el sendero se llega hasta el cauce del río de la Fuente del Berro, que es el verdadero nombre del que aquí muchos conocen como río Blanco. Se trata de uno de los principales afluentes del Guadalaviar, río turolense que cuando entra en la Comunidad de Valencia trueca su nombre por el de Turia.
Al recorrer el sendero van saliendo al paso unos paneles que ayudan a conocer e interpretar la flora de la zona. Sauces, sabinas, enebros, bojes..., son algunas de las especies botánicas que crecen y más abundan en el frescor de estos barrancos.
Antaño, aprovechando el desnivel que salva el cauce del río, hubo en estos lares un molino harinero del que hoy apenas quedan restos más allá de su recuerdo y del nombre que le ha cedido a la cascada. Según se desciende por el sendero, todavía es posible apreciar los canales por los que se desviaba el agua para, posteriormente, aprovechar su fuerza motriz en la molienda del grano.
Junto al aparcamiento, un área recreativa sirve para descanso de los viajeros que recorren este rincón de España. Desde ese mismo punto arranca un sendero protegido por barandillas de madera que conduce hasta un puente, también de madera, desde el que se obtienen las mejores panorámicas de la cascada.
Siguiendo el sendero se llega hasta el cauce del río de la Fuente del Berro, que es el verdadero nombre del que aquí muchos conocen como río Blanco. Se trata de uno de los principales afluentes del Guadalaviar, río turolense que cuando entra en la Comunidad de Valencia trueca su nombre por el de Turia.
Al recorrer el sendero van saliendo al paso unos paneles que ayudan a conocer e interpretar la flora de la zona. Sauces, sabinas, enebros, bojes..., son algunas de las especies botánicas que crecen y más abundan en el frescor de estos barrancos.
Antaño, aprovechando el desnivel que salva el cauce del río, hubo en estos lares un molino harinero del que hoy apenas quedan restos más allá de su recuerdo y del nombre que le ha cedido a la cascada. Según se desciende por el sendero, todavía es posible apreciar los canales por los que se desviaba el agua para, posteriormente, aprovechar su fuerza motriz en la molienda del grano.
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