En el mes de febrero.
Tras el levantamiento de parte del ejército contra el gobierno de la república el 18 de julio de 1936, se produce un avance vertiginoso de las tropas nacionales que habían cruzado, procedentes de las ciudades del norte de África, el Estrecho de Gibraltar. Estas tropas subieron por el oeste y tras la conquista fulgurante de las ciudades de Badajoz y Toledo se dispusieron a tomar Madrid en lo que previeron que iba a ser cuestión de pocos días. No obstante, ante la dura resistencia en el frente de la Ciudad Universitaria que ofrecieron las tropas republicanas que defendían la capital, los mandos del ejército sublevado deciden cambiar de estrategia.
En vez de un ataque directo a la capital, se planea una maniobra envolvente para aislar la ciudad de Madrid. Con ese fin el ejército nacional se dirige desde Valdemoro hacia el valle del Jarama para obstaculizar el único acceso a la ciudad que todavía quedaba bajo el dominio del ejército republicano. Durante el mes de febrero de 1937 se enfrentaron ambos ejércitos en un largo frente situado entre La Marañosa, San Martín de la Vega, Morata de Tajuña y Arganda del Rey. Tras varios enfrentamientos entre las fuerzas de ambos bandos durante la Batalla del Jarama, todo quedó en tablas, pues ninguno de ellos consiguió alcanzar sus objetivos.
Tras las miles de bajas que se produjeron en ambos ejércitos, lo único que quedó claro tras la Batalla del Jarama es que la Guerra Civil iba a durar mucho más de lo que se creyó en un principio. Durante el resto de la contienda, ambos ejércitos se limitaron a reforzar sus posiciones en este frente mediante una serie de trincheras y obras defensivas, algunas de las cuales son visibles todavía.
Aprovechando parte de los vestigios históricos y la historia de la batalla, el Ayuntamiento de Arganda del Rey organiza una interesante jornada en la que se recrea lo acontecido en febrero de 1936 en este mismo lugar. Para ello se presentan los hechos con las explicaciones de un historiador. Unas explicaciones que, de una forma objetiva y sin segundas intenciones, lo cual siempre es de agradecer, enmarcan los hechos ocurridos durante la Batalla del Jarama.
El recorrido, de unos diez kilómetros, se realiza a pie por los mismos caminos por los que se desplazaron los ejércitos de ambos bandos durante el desarrollo de sus estrategias militares. Por lo tanto, la jornada en la que se recrea la Batalla del Jarama, cumple un triple objetivo. Por un lado se identifican los restos históricos de las construcciones militares; por otro lado se recuerdan los hechos sucedidos; y, por último, todo lo anterior se complementa con una divertida actividad física al aire libre.
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