Un remanso de paz a orillas del río Tormes.
Es cierto que en España no hay una cultura de balnearios como la pueda haber en otros países del centro y este de Europa, pero eso no quiere decir que no existan en nuestro país buenas y atractivas instalaciones. Haberlas las hay, y un buen ejemplo de ello es el Balneario de Ledesma.
Lo que sucede es que en la mentalidad de muchos españoles, por el hecho de ser uno de los destinos más demandados en los viajes del Inserso, está muy interiorizado que el turismo termal debe ser un turismo para jubilados. Nada más lejos de la realidad. Las posibilidades lúdicas y de relax que ofertan los balnearios sirven, como pocas, para desconectar del ajetreo laboral cotidiano. Por lo tanto, los principales clientes deberían de ser aquellos que a diario llevan una vida laboral estresante.
El Balneario de Ledesma es un balneario histórico. Los romanos ya construyeron en este lugar unas termas. Muchos siglos después, en 1886, sus aguas fueron declaradas de Interés Minero-Medicinal por sus probadas virtudes en el tratamiento y prevención de enfermedades del aparato respiratorio, locomotor y de afecciones neurológicas y dermatológicas. Pero más allá de estas o aquellas propiedades, los beneficios de las aguas termales, no son solo fisiológicos, sino que también ayudan al equilibrio mental.
El balneario cuenta con un complejo de edificios que invitan al relax, pero que también sirven de base para realizar diferentes actividades al aire libre como la práctica de la bicicleta de montaña, o el senderismo por las bellas dehesas del campo charro. El río Tormes es un excelente escenario para la práctica del piragüismo. Si lo que se pretende es compaginar el relax con alguna visita cultural, muy cerca se halla la bella localidad de Ledesma y no demasiado lejos, la monumental ciudad de Salamanca.
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