Del que dicen que es el pueblo más bonito del país.
Ubicado en el departamento de Aveyron, en la región de Occitania, Conques es un hito clave en el Camino de Santiago en tierras francesas. Esta circunstancia favoreció que se acumulara una gran riqueza durante la Edad Media. Pero su mayor logro es haber sabido conservar en perfecto estado su legado medieval hasta la actualidad.
Una de las formas más usuales para describir lo bien conservado que está un pueblo es decir que viajar a él es como trasladarse al pasado. Pues bien, es pocos lugares esta descripción es tan acertada como en la localidad de Conques. Lo único que resta encanto a este pueblo medieval son los numerosos visitantes que recibe. Aun así, los turistas no pueden con el encanto arrollador del paisaje urbano de uno de los pueblos más bonitos de Aveyron. Eso sí, si se tiene la posibilidad de visitarlo fuera de temporada, mucho mejor.
Su construcción más monumental es la Abadía románica de Sainte-Foy (Santa Fe en español) cuyos orígenes se encuentran en el siglo XI. La iglesia, de magníficas dimensiones, es todo un compendio de elementos arquitectónicos del arte románico. De entre ellos destaca el grupo escultórico de su pórtico que representa el Juicio Final.
En una de las dependencias de la Abadía se expone el famoso Tesoro de Conques, del que destaca el Relicario de Sainte Foi. Se trata de una estatua recubierta con oro y piedras de orfebrería que, como otras muchas piezas que alberga el museo, fue regalada por peregrinos que se trasladaban a Santiago de Compostela.
Es cierto que la Abadía sobresale de entre el resto de construcciones, pero lo realmente hermoso de este pueblo es el conjunto urbano. Pasear por sus calles empedradas es uno de los mayores placeres que puede encontrar cualquier viajero amante de los pueblos bonitos. Entre los edificios que conforman el entramado urbano quizá se puedan señalar el castillo de Humières, un una característica torre octogonal, o la puerta de Barry o la de Fer.
Pero más allá del casco urbano, en Conques también hay que destacar el entorno en el que se levanta. Unos frondosos bosques cubren la superficie del valle del río Dourdou, que se cruza a través de un antiguo y pintoresco puente.
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