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Viajar a Chernóbil es posible.

Politours ofrece un paquete que lleva hasta el epicentro del mayor desastre nuclear.

Un 26 de abril de 1986 se produjo en Ucrania el mayor accidente nuclear de la historia de la humanidad. Es el accidente de Chernóbil, cuyo desastre fue mayor incluso que el que acaeció en la ciudad japonesa de Fukusima en 2011. Treinta años después, el centro de aquella explosión nuclear se ha convertido en un atractivo turístico.

Como consecuencia del accidente de la central nuclear de Chernóbil, el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, antigua URSS, en la que estaba integrada entonces Ucrania, se vio obligada a desplazar a más de 160.000 personas, lo que dio lugar a un amplio desierto demográfico.


Tres décadas después, el epicentro de aquella gran catástrofe se ha convertido en uno más de los numerosos atractivos turísticos que posee Ucrania. Tal es así que Politours, touroperador internacional con 45 años de experiencia, comercializa el paquete "Ucrania: historia y presente". En ese paquete ofrece la oportunidad de visitar la  central soviética y la ciudad fantasmal de Prípyat, que fue abandonada por sus pobladores tras el desastre.

Además de acercar al viajero a una distancia de 300 metros del fatídico reactor cuatro, Politours, con el paquete "Ucrania: historia y presente", ofrece al viajero la posibilidad de visitar la Iglesia de San Ilya o el Memorial a los que salvaron el mundo. También te permite conocer el pueblo de Kopachi, prácticamente soterrado por la naturaleza o recorrer la calle de Lenin, el Palacio de Cultura, el Hotel Polissya, la rueda de la fortuna, el estadio, la escuela, la piscina y el hospital de la ciudad de Prípyat. Un viaje de ocho días por Ucrania en el que, por supuesto, también se visitan las bellas ciudades de Kiev y Lvov.


Quién iba a pensar que con el tiempo un desastre como el que ocurrió en Chernóbil iba a convertirse en un reclamo turístico. Pero en estos tiempos en los que se han sorteado las últimas fronteras del planeta, todo es posible. Así pues, no debe extrañar a nadie que Chernóbil se haya convertido en un reclamo turístico o que se produzca un atasco de alpinistas en el  Everest.

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(*) Imágenes facilitadas por RVEdipress.