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Ruta de los castillos del Marqués de Villena.

Belmonte, Alarcón y Castillo de Garcimuñoz.

La Ruta de los castillos del Marqués de Villena vincula tres castillos recientemente restaurados siguiendo modelos diferentes y cuyo resultado es una más que interesante ruta turística. En ella el viajero, además de adentrarse en la historia del final de la Edad Media en España, podrá admirar las tres diferentes formas de restaurar un edificio histórico y, a partir de ahí, formar su propio juicio de valor.



Al sur de la provincia de Cuenca el viajero, amante de la cultura, puede encontrar tres bellos castillos levantados a instancias de quien alcanzara tanto poder como los mismísimos reyes: el Marqués de Villena. Unos castillos cuyo devenir fue menguando al vencer en la Guerra de Sucesión de Enrique IV los partidarios de Isabel de Castilla. La casa del marquesado de Villena, que había tomado partido por la hija del rey, Juana la Beltraneja, que salió derrotada en la contienda, vio reducido su poder, y con ello, sus posesiones comenzaron un declive incesante. 

Los castillos de Belmonte, Alarcón y Castillo de Garcimuñoz entraron en un proceso lento de deterioro que, salvo alguna excepción, no fue detenida hasta tiempos relativamente recientes. Gracias a las restauraciones llevadas a cabo entre la última parte del siglo XX y los albores del XXI, estas tres construcciones, con las que se ha configurado la Ruta de los castillos del Marqués de Villena, han adquirido un renovado esplendor. 

Ahora bien, esas tres restauraciones han seguido modelos bien diferentes. El resultado, como consecuencia de ello,  ha sido dispar.  De ahí que el viajero crítico podrá valorar por sí mismo cada uno de los modelos seguidos y formar su propio juicio de valor sobre cuál de ellos es el más acertado. En lo que todos coincidirán es en que la peor actuación es la que no se realiza.

Castillo de Belmonte

Fue mandado construir por don Juan Pacheco, Marqués de Villena, en 1456. Tras diferentes vicisitudes históricas, la emperatriz, Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, acometió importantes reformas acentuando su carácter palaciego. Posteriormente cayó en las garras del abandono hasta que las últimas rehabilitaciones lo han rescatado para el disfrute de los actuales visitantes. Esta rehabilitación se ha basado en reconstruir los elementos maltrechos con fines museísticos, devolviéndoles su estado y ambiente original.


Castillo de Alarcón

Este castillo es de origen árabe y vivió sus mejores momentos cuando estuvo bajo las manos del Márqués de Villena. El pequeño pueblo que lo acoge, que ahora apenas supera el centenar de habitantes, llegó a poseer 63 aldeas, entre ellas la actual ciudad de Albacete, Villarrobledo o La Roda. La rehabilitación del castillo, que se encontraba en total abandono, se realizó siguiendo unos patrones funcionales. Tal es así que las dependencias se reconstruyeron para adaptarlas a las necesidades de un establecimiento hotelero. Actualmente es el Parador de Turismo Marqués de Villena, uno de los más codiciados de la red de Paradores. 


Castillo de Castillo de Garcimuñoz. 

La fortaleza de la localidad conquense de Castillo de Garcimuñoz también fue mandada construir por don Juan Pacheco a finales del siglo XIV. Estaba en un estado ruinoso, pues apenas se conservaba su estructura exterior. Este deterioro se debe en parte a que sus muros fueron utilizados como cantera para la construcción de la iglesia que se levantó posteriormente en el patio de armas, junto a una de sus crujías. Recientemente se ha rehabilitado según las directrices de Izaskun Chinchilla. Unas obras que seguramente no dejarán indiferente a nadie y con las que se pretende, además de evitar que siga deteriorándose, utilizar el recinto como un innovador espacio cultural.


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