Con mucha historia tras sus muros.
La villa zaragozana de Daroca ofrece a quienes deseen conocerla una rica historia que se muestra a través de las construcciones, civiles, militares y religiosas que todavía conserva. La Fuente de los Veinte Caños, la Muralla y la Iglesia de Santa María son su máximo exponente.
Situada al suroeste de la provincia de Zaragoza, Daroca cuenta con unos dos mil habitantes. Históricamente ha sido un lugar de paso, al mismo tiempo que frontera, entre los reinos de Castilla y Aragón. Esta circunstancia ha ido forjando su fisionomía de tal modo que las recias murallas son una de sus principales señas de identidad.
De las murallas darocenses se conservan varios lienzos y, sobre todo, varias de las puertas que permitían el acceso al centro de la ciudad. Sin menoscabo de las demás. La más monumental es la del oeste, llamada Puerta Baja. Dos altas torres coronadas por imponentes almenas sirven de escolta al arco rebajado por el que se accede a la arteria principal de la localidad, la Calle Mayor. En el otro extremo de la calle se localiza la Puerta Alta, no tan llamativa como la anterior, pero también muy interesante y en la que se puede apreciar esculpida en sus muros el escudo de la ciudad.
Junto a la Puerta Baja, y antes de adentrarse intramuros, el viajero puede admirar la magnífica Fuente de los Veinte Caños. Es todo un espectáculo contemplar como fluye el agua con generosa abundancia por la veintena de caños que dan nombre a la fuente.
En Daroca se levantan varios templos, siendo el más destacado de todos ellos el de Santa María. Esta colegiata alberga en su interior una magnífica decoración, por lo que la visita es imprescindible. Aunque guardando las distancias, del mismo modo que en San Pedro de Roma, en su altar mayor se puede contemplar un precioso baldaquino.
Otra de las curiosidades de la que muchos darocenses se sienten orgullosos es de la presencia de los Sagrados Corporales en la localidad. En el marco de la Reconquista, cuenta la leyenda que la reliquia milagrosa llegó hasta estas tierras portados por una burra que marchó a su libre albedrío desde los dominios valencianos. Actualmente se pueden contemplar en el Museo de los Santos Corporales que se encuentra en el interior de la Colegiata de Santa María.
Recorriendo la ciudad, el viajero descubrirá diferentes casonas que hablan de su gloriosa historia. Las iglesias de San Juan, Santo Domingo o San Miguel hablan de su pasado cristiano aunque no hay que olvidar que Daroca también cuenta con una judería. Incluso los restos de su castillo recuerdan la presencia musulmana.
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