En la localidad conquense de Tarancón.
Junto a la Autovía de Levante, que une la capital de España con la del Turia, a las afueras de Tarancón, en la provincia de Cuenca y a solo 85 kilómetros de Madrid, se encuentra el restaurante en el que dicen que se come el mejor chuletón de vacuno del mundo. Una cita imprescindible para los sibaritas de la cocina.
Cuando se completó la Autovía de Levante y se desvió el tráfico del centro de Tarancón, muchos vieron el desastre económico de los negocios de hostelería que habían crecido a la sombra de los miles de vehículos que circulaban por la Nacional III. Pero no ha sucedido así en todos los casos. En el mismo local ocupado por el antiguo Mesón del Cantarero, ahora abre sus puertas el restaurante más afamado de toda la provincia de Cuenca: Essentia.
La familia Loriente, propietaria de una de las mayores industrias cárnicas de España, y la mayor productora de jamones, Incarlopsa, ha reformado el local hasta el más mínimo detalle. Tal es así que han convertido el restaurante en uno de los referentes gastronómicos de toda Castilla la Mancha. Eso ha sucedido sobre todo desde que su chuletón de vaca finlandesa de raza Ayrshire fue premiada en el concurso internacional World Steak Challenge como la mejor carne de vacuno del mundo.
Si bien es cierto que el chuletón de vaca se ha convertido en el principal reclamo, no hay que minusvalorar el resto de platos entre los que tienen protagonismo las carnes. Pero tampoco se descuidan en la cocina de Essentia los pescados.
Otro apartado que no pasará desapercibido para los comensales es la amplia y variada carta de vinos con las que maridar los diferentes platos de su menú. Hasta 150 caldos diferentes posee su extraordinaria bodega.
El local está dividido en dos ambientes bien diferenciados. Uno de ellos es un gastrobar, mientras que en un salón interior se ha ambientado un cuidado e íntimo restaurante. En cualquiera de los dos espacios los precios son acordes a la calidad ofertada, lo cual quiere decir que no son económicos, pero tampoco alcanzan un precio desorbitado para el nivel del establecimiento.
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