Estación de Chamberí, Andén O.
La estación de Chamberí, conocida popularmente como estación fantasma del metro de Madrid, fue cerrada en 1966. En la actualidad, después de rodarse la película Barrio, ha vuelto a la vida y se puede visitar. Se pueden ver los paneles publicitarios y el mobiliario de la época. En definitiva, un viaje en el tiempo hasta aquellos años en los que la red de metro de Madrid tenía tan solo ocho estaciones.
La estación de Chamberí fue inaugurada el 17 de octubre de 1919 por el rey Alfonso XIII habiéndose inspirado en las estaciones del metro de París. Era una de las ocho estaciones que tenía la primera línea del metro madrileño que iba desde Cuatro Caminos a Sol. La diseño Antonio Palacios, autor, entro otras obras, del palacio de las comunicaciones, actual sede del Ayuntamiento de Madrid. Dada la proximidad entre estaciones, fue cerrada el 22 de mayo de 1966.
Tras su cierre, la estación de Chamberí permaneció oculta durante más de 40 años entre el tramo de Iglesia y Bilbao. Los viajeros de la línea 1 que recordaban su existencia apenas tenían unos pocos segundos para intentar contemplarla. No se retiraron ni anuncios ni las taquillas por lo que durante todos estos años ha generado montones de leyendas urbanas sobre fantasmas.
El espacio ha servido como localización cinematográfica. En 1998 se rodaron en ella algunas escenas de la película Barrio, de Fernando León de Aranoa. En 2010 Emilio Aragón la convirtió de nuevo en plató para situar allí algunos pasajes de Pájaros de papel.
Tras años de olvido, el 25 de octubre de 2008, tras dos años de restauración, volvió a la vida y en la actualidad se puede visitar. La entrada es gratuita y es ideal para ir con niños. El acceso a ella se localiza en la Plaza de Chamberí.
Se restauraron los muros, las bóvedas y los carteles publicitarios. También el mobiliario y los andenes. La estación se puede recorrer desde las taquillas hasta el andén y ver todos los elementos de aquella época.
En la entrada se conservan la taquilla principal y el control de entrada a viajeros. También una cartelera con avisos y el precio de los billetes de la época. A la entrada también se ofrece un audiovisual sobre la historia del metro de Madrid.
El andén es muy pintoresco. En sus paredes quedan anuncios publicitarios de la época con bonitos murales de azulejos de colores. Tanto si se siguen las pautas de la visita guiada como si se va por libre, es recomendable quedarse un rato en el andén para fotografiar y disfrutar tranquilamente de este paseo por el tiempo. Un viaje al pasado que solo es interrumpido por el tránsito de los modernos trenes que fantasmalmente la recorren sin detenerse.
Como dato curioso es imprescindible mencionar que el metro madrileño fue pionero en la contratación de mujeres como taquilleras. Eso sí, debían estar solteras y nunca salir de trabajar después de las 22:30 h.
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