Zamora, capital del románico

Situada a orillas del río Duero

Zamora es una pequeña ciudad de Castilla y León ubicada junto al río Duero. Son muchos los encantos de esta localidad románica, llena de vida y de historia. Se puede recorrer a pie en un día, pero quien desee disfrutar de ella en todos los sentidos debe dedicarle al menos dos jornadas. Esta ciudad, de algo más de 60.000 habitantes, posee numerosos edificios de estilo románico. Tal es así, que está considerada como la ciudad con más templos románicos de Europa. También es conocida como “la bien cercada” por aquello de haber estado rodeada por recias e inexpugnables murallas, algunas de las cuales todavía se pueden admirar. 

Monumentos y lugares de interés de Zamora 

Plaza Mayor: Es una plaza de planta casi cuadrada, peatonal y empedrada. Posee dos Ayuntamientos. El viejo, construido en 1504 por los Reyes católicos, y el nuevo, que es un edificio de porte neoclásico. También se puede admirar en esta plaza un templo románico de gran belleza: la iglesia de San Juan Bautista, cuya portada sur posee un rosetón encuadrado en el llamado románico zamorano. En una parte privilegiada de la plaza se levanta la estatua de Merlú, que representa a la Semana Santa zamorana. Debajo de la plaza se encuentran los cimientos de las murallas de Zamora. Además es un lugar ideal para comer o cenar ya que en ella, y en las calles aledañas, abren sus puertas numerosos bares y restaurantes. 

Catedral: Es posiblemente el monumento más destacado de Zamora y una de las 13 hermosas catedrales de Castilla y León. Lo más característico es el Cimborrio bizantino y la Puerta del Obispo, la única románica que se conserva. Destaca también la Torre del Salvador, con 45 metros de altura, construida en el siglo XIII también en estilo románico. En su interior se encuentra el museo catedralicio en el que sobresale una magnífica colección de tapices. Imprescindible la visita. 

Más información sobre la catedral de Zamora...

Castillo: Fue construido en el siglo XI. Se accede a través de un puente. A lo largo de su historia tuvo diferentes usos, de los cuales quedan ciertos vestigios. Actualmente, tras una restauración de consolidación, se puede pasear por los jardines y admirar desde las almenas bonitas panorámicas sobre el Duero y sus extensas vegas. 

Murallas: Las murallas de Zamora no son tan fotogénicas como puedan serlo las murallas de Ávila, pero no por ello hay que pasarlas por alto. Una prueba de su importancia es el hecho de que, como se decía anteriormente, a esta ciudad castellano leonesa se ha ha conocido históricamente como la bien cercada.

Puente de Piedra: Se construyó a finales del siglo XII y es de estilo románico, atraviesa el rio Duero y forma parte de la Vía de la Plata. Junto al río se levantan construcciones que representan un buen ejemplo de la arquitectura industrial asociada al uso del agua como energía motriz. 

Museo de Semana Santa. Resulta inevitable escribir de esta ciudad sin citar su Semana Santa, una de las ocho de Castilla y León declarada de Interés Turístico Internacional. El museo fue abierto, a instancia de la Junta Pro Semana Santa de Zamora el 9 de septiembre de 1964. En su interior se expone la rica imaginería que desfila durante las afamadas procesiones. 

Plaza de Viriato: Es una sencilla y bonita plaza con árboles y bancos para descansar. En esta plaza está situado el Parador de turismo, en el antiguo Palacio de los condes de Alba y Aliste. Se trata de un palacio renacentista del siglo XVI construido sobre una antigua calzada musulmana. Muy cerca se puede encontrar un mirador en la plaza del Claudio Moyano con vistas desde la muralla a la ciudad. 

Iglesias románicas. En Zamora existen muchas iglesias románicas con las que el viajero se topa a cada paso que da. Ya se citó la de San Juan Bautista, situada en la Plaza Mayor. La iglesia de San Cipriano del siglo XI y es una de las más antiguas, aunque está muy restaurada. La iglesia de la Magdalena del siglo XII cuenta entre sus atractivos un curioso sepulcro románico en su interior. 

Palacio de los Monos: Situado en la Plaza Zorrilla fue construido entre los siglos XV y XVI en estilo renacentista y con detalles de gótico isabelino. En 1922 fue declarado Monumento Nacional. 

Calle Balborraz: Es sin duda una de las calles más típicas de Zamora. Bastante empinada con edificios coloridos y tiendas artesanales. Pero más que una u otra calle, hay que destacar el conjunto urbano. Zamora, quizás por sus reducidas dimensiones, conserva ese aire de ciudad medieval que buscan los enamorados de todo lo que rodea a ese periodo histórico. Pero Zamora también sorprende por la cantidad de edificios de fachadas modernistas que se pueden encontrar en sus calles. El contraste entre ambos estilos, tan distintos y alejados en el tiempo, convierten esta pequeña capital de provincia en un destino único para visitar.

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