Una ambiciosa y truncada obra del siglo pasado
La pasada crisis de 2008 dejó a lo largo y ancho de toda España un reguero de obras ambiciosas pero inacabadas. Esas estructuras inermes se han convertido en un recuerdo permanente de la ambición desmedida de algunos gobernantes que no saben o no quieren calcular el alcance de sus proyectos. Esta situación no es nueva en nuestro país y un ejemplo de ello es el Viaducto de Guadalupe.
En las primeras décadas del siglo XX se proyectó un ferrocarril que uniría Madrid con Huelva a través de Extremadura. La parte central de ese trazado ferroviario discurriría entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena a través de Las Villuercas. Esta obra nunca llegó a terminarse debido a los hundimientos en algunos de los túneles que debería de atravesar la zona de Las Villuercas dando por inviable el proyecto.
En el momento de abandonar el proyecto ya se habían realizado muchas de las infraestructuras necesarias. Una de ellas es el Viaducto de Guadalupe, pero no es la única. Actualmente algunos de los trazados e infraestructuras de este ambicioso proyecto ferroviario se han habilitado como Vías Verdes. La Vía Verde la de Jara, entre las estaciones de Calera y Chozas y Santa Quiteria, de 52 kilómetros y la Vía Verde Vegas del Guadiana, entre Villanueva de la Serena y Logrosán, de 57 kilómetros, aprovechan el viejo trazado con fines más lúdicos.
El Viaducto de Guadalupe, construido con hormigón armado, se encuentra entre medias de las Vías Verdes señaladas anteriormente, en ese tramo que no pudo terminarse. Actualmente ambas Vías Verdes están unidas a través del Camino Natural de Las Villuercas.
El Viaducto de Guadalupe, que salva el valle del arroyo de Guadalupejo, tiene una longitud de 230 metros. Lo conforman once arcos siendo de grandes dimensiones los cuatro centrales. La altura máxima que alcanza el puente es de 58 metros. Se trata de la obra de ingeniería más importante que se realizó en Extremadura en aquella época invirtiéndose en ella la nada despreciable cifra de 22 millones de pesetas de aquellos tiempos.
En cualquier otro lugar, esta obra sería todo un referente. Si en Guadalupe no lo es, es porque estar cerca del Monasterio de Guadalupe tiene sus consecuencias. Aun así, es conveniente acercarse a visitar esta descomunal obra.
En uno de los pilares se adosó un interesante mural cerámico en honor al Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe. Sus dimensiones, de cuatro por ocho metros, ven en consonancia con la obra a la que se unió.
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