Villa medieval en la Ribeira Sacra Ourensana
Dar un paseo pausado por el casco antiguo de Castro Caldelas es imprescindible al llegar a este bonito pueblo gallego. La villa se construyó sobre una colina con vistas al río Edo. Por sus calles van apareciendo bellas casas con galerías blancas y casas blasonadas que nos muestran su pasado medieval. Caminando por sus estrechas y empinadas calles, el visitante contemplará los bellos escudos mobiliarios que adornan sus fachadas. Además de sus bellas callejuelas, que configuran rincones con mucho encanto, Castro Caldelas posee varias iglesias, capillas y santurios.
La iglesia parroquial de Santa Isabel, del siglo XVI y con su fachada renacentista, acoge en su interior un muy interesante retablo manierista. También hay que destacar el Monasterio de Abeleda, que se cree que fue construido en el siglo X, y el Santuario de los Remedios, un edificio neoclásico.
Aunque, sin duda alguna, el castillo es su principal reclamo turístico. Fue Construido en el siglo XIV por el señor de Lemos y Sarriá para defender sus dominios después de que el rey Alfonso XI le concediera las Tierras de Caldelas. Sería destruido por la conocida Revuelta Irmandiña y reconstruido en 1560. Tras esta reconstrucción se le dio al edificio un aire mucho más palaciego. Posteriormente pasaría a manos de la Casa de Alba hasta 1992, cuando es cedido al Ayuntamiento. Actualmente alberga un importante centro cultural con biblioteca, salas de conferencias y un museo etnográfico formado por diferentes restos arqueológicos y elementos etnográficos de oficios tradicionales de la comarca.
En el castillo de Castro Caldelas también se puede visitar y ver la Torre del Reloj, que aún conserva la maquinaria y la Torre del Homenaje, donde se pueden admirar unas impresionantes vistas. En el patio de armas se conserva un aljibe y un horno alfarero.
Cerca de Castro Caldelas, la Ribeira Sacra ofrece innumerables pueblecitos mágicos, bosques e innumerables lugares donde poder disfrutar del turismo activo mediante senderismo, parapente, rutas a caballo o bicicleta. Estas tierras gallegas son ideales para disfrutar tanto del turismo cultural como de naturaleza.
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