La Toscana española
Calaceite sorprende al visitante que pasea por sus calles llenas de rincones con encanto, casas señoriales y escudos mobiliarios, tanto góticos como barrocos. Todo ello es debido a su gran pasado ya que iberos, musulmanes y cristianos pasaron por este encantador pueblo dejando cada uno de ellos su impronta. La calle Mayor y la calle Maella son dos claros ejemplos del pasado medieval de este mágico pueblo.
Además de pasear por sus coquetas calles, el viajero debe detenerse sin prisa en la Plaza de España, que es uno de los lugares más importantes e interesantes de Calaceite. Esta plaza está rodeada de soportales bajo los cuales se celebraban asambleas populares, eran cobijo para los días de mercado y en ellos se impartía justicia. Fue construida en el siglo XIV. Del conjunto de la plaza hay que destacar el edificio del Ayuntamiento, de estilo renacentista y planta rectangular, que posee una hermosa fachada.
La iglesia de la Asunción es otro de los lugares a destacar. Es una iglesia barroca construida en el siglo XVIII a partir de una iglesia gótica. Llaman la atención sus dimensiones y su magnífica fachada barroca. Destaca también un escudo de la villa en su puerta principal.
El museo Joan Cabré fue creado para perseverar la figura de este ilustre vecino que excavó en el poblado ibero de San Antonio y descubrió las pinturas rupestres de la Roca de los Moros. La plaza de los Artistas es un punto de encuentro de artistas y escritores que se erigió en 1999 como reconocimiento a todos los artistas e intelectuales que han pasado por la villa. En definitiva, muchos motivos por los que Calaceite forma parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España.
Calaceite también tuvo una muralla que rodeaba el casco antiguo. Poseía cuatro portales de los que actualmente solo se conservan dos. El portal de Horta (capilla de san Antonio) que tiene cuatro arcos y una bóveda de arista. Y el portal de Maella (capilla del Pilar) situada en la entrada norte. Desde sus cuatro arcos se pueden contar hasta ocho calles.
Esta localidad turolense no es solo ofrece historia y cultura. Su zona natural alrededor del casco urbano es espectacular e invita al senderismo ya que existen numerosas rutas de diferente dificultad. Acercarse al poblado ibérico de San Antonio y admirar sus restos arqueológico es otra actividad que no se debe olvidar.
Para seguir disfrutando de callejuelas empedradas y rincones medievales con encanto, muy cerca se encuentra Valderrobles, en el que bien merece la pena detenerse para visitarlo. Estas dos localidades por sí solas hacen comprender al viajero la razón de que esta comarca sea conocida con el sobrenombre de la Toscana española. Aunque no son las únicas poblaciones a tener en cuenta. Beceite, con su espectacular Parrizal, Cretas o La Fresneda también deben ser visitadas.
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