La ciudad portuguesa de Chaves, de unos 40000 habitantes, se sitúa al norte del país, junto a la frontera de España. Está incluida en el distrito de Vila Real, uno de los 18 que, junto a los archipiélagos de Madeira y Azores, configuran la división administrativa de Portugal.
Chaves era la antigua ciudad romana de Aqua Flaviae, cuyo nombre evoca la importancia de las aguas termales en la región. Un termalismo que se encuentra reflejado al otro lado de la frontera en la ciudad gallega de Verín, en cuyo municipio brotan y se envasan nada menos que tres aguas minerales: Cabreiroá, Sousas y Fontenova.
Uno de los principales atractivos turísticos de Chaves, como no podía ser de otro modo, está ligado al termalismo. Es el yacimiento de las termas romanas. Una visita imprescindible para entender la relevancia que ya tuvo en época romana esta actividad y todas las infraestructuras que se construyeron para su disfrute. El museo ofrece unas modernas instalaciones que permiten contemplar todos los restos arqueológicos que se han excavado.
Otro de los atractivos de Chaves es el castillo que se levanta en la parte más elevada de la ciudad. Más que de castillo, habría que hablar de Torre del Homenaje, pues junto a algún lienzo de muralla, es lo poco que se conserva del castillo. Esta torre posee cuatro plantas en las cuales se ha instalado el Museo militar. Es de interés recorrer las salas para terminar en la terraza superior desde la que se obtienen unas excelentes vistas de la ciudad y alrededores.
A uno y otro lado del castillo se encuentran los jardines del castillo y la plaza de Camoes. Esta plaza es, en cierto modo, el centro neurálgico del casco histórico de Chaves. En ella destacan monumentales edificios como la iglesia de la Misericordia, la Cámara de Comercio y, sobre todo, la iglesia de Santa María la Mayor. La piedra desnuda de la iglesia de Santa María la Mayor, tanto en el exterior, como en el interior muestra la belleza que transmite por sí sola.
Una de las puertas de la iglesia de Santa María la Mayor se abre, como se ha indicado anteriormente, en la plaza de Camoes. Otra puerta da a la plaza de la República. En esta plaza llama la atención una picota medieval.
Pero más allá de uno u otro edificio, en el casco medieval de Chaves destaca el ambiente de sus callejuelas. Por ello, perderse por su entramado urbano disfrutando de cada uno de sus rincones requiere dejar apartadas las prisas y pasear con parsimonia.
El viajero no puede marcharse de Chaves sin echarle un vistazo al puente de Trajano. Es un puente romano, de los mejor conservados en Portugal de la época, que permite cruzar el río Támega. Este puente formaba parte de la vía romana que unía las ciudades Braga con Astorga.
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