Para visitar en una escapada a la capital danesa.
La ciudad de Copenhague, con algo más de un millón doscientos mil habitantes, acoge en torno al 20% de la población de Dinamarca. El país está formado por la península de Jutlandia más 407 islas de las que 79 están habitadas. En una de esas islas, Selandia, se encuentra la capital. Numerosos y grandiosos puentes y túneles conectan las poblaciones de las diferentes islas. Uno de los más llamativos es el que une Copenhague con Malmo, ya en Suecia. A continuación se exponen los dieciséis lugares más destacados que un viajero no debe perderse en una escapada a Copenhague.
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La Sirenita. Del mismo modo que el Manneke Pis de Bruselas o la Torre Eiffell de París, la Sirenita se ha convertido en el icono que mejor representa a la ciudad. Se trata de una pequeña escultura de bronce, creada por Edvard Eriksen en 1913 para homenajear a uno de los personajes literarios más conocidos del también danés Hans Christian Andersen.
Las bicicletas. Uno de los hechos cotidianos que más llamará la atención de los turistas españoles cuando recorre las calles de Copenhague es el incesante trasiego de bicicletas. Casi se podría decir que en Copenhague la bicicleta no es solo un medio de transporte, sino que es una prolongación casi natural del cuerpo de las ciudadanos. Ni las rigurosas temperaturas del invierno nórdico detienen la movilidad sobre las dos ruedas.
Tivoli. Este parque de atracciones abrió sus puertas, las mismas por las que todavía hoy se accede a su mundo mágico, en 1843. Desde entonces se ha convertido en uno de los lugares más queridos por los copenhagueses y uno de los espacios de la ciudad más visitados. Cuando cae la noche y se encienden todas sus luces el ambiente que se crea es mágico. Durante los meses del invierno el Tivoli permanece cerrado.
Christiania. Unos viejos barracones militares fueron ocupados en 1970. Desde entonces este barrio ha vivido, y todavía continúa viviendo, el sueño utópico de estar fuera de la ley. Un experimento social, como le han definido algunos, que perdura entre la simpatía general, la benevolencia de las autoridades y las ocasionales redadas policiales. El barrio se ha convertido en otro atractivo turístico de la ciudad que debe ser visitado.
Plaza de Amalienborg. En esta grandiosa plaza, de planta octogonal abren sus puertas cuatro palacios de estilo rococó entre los que se encuentra la actual residencia real. No hay que olvidar que Dinamarca es una monarquía, institución que además es muy valorada entre los daneses. Imprescindible no perderse el cambio de guardia que, con grandes honores y puntualidad británica, se realiza todos los días a las 12 del mediodía.
Rundetárn. Esta torre circular fue construida entre 1637 y 1642. Su finalidad era la de servir de observatorio. Ascender por su rampa helicoidal hasta la terraza superior la convierten en uno de los lugares más destacados de la ciudad. Desde la terraza superior se obtienen una extraordinarias vistas de Copenhague. En los pesos intermedios se pueden visitar unas salas de exposiciones que siempre guardan alguna sorpresa.
Frederik Kirken. Si la cúpula exterior de mármol llama la atención, no debe de dejar de visitarse su interior. Este colosal templo de planta circular está coronado por una grandiosa cúpula deliciosamente decorada. Esta iglesia todavía se dedica al culto por la que la visita debe realizarse con el debido respeto a los feligreses que pueden encontrarse orando en su interior.
Nyhavn. Este muelle es otro de los lugares más destacados de Copenhague. La imagen de casas con fachadas multicolores y terrazas en la calle es una estampa inconfundible de la ciudad. El muelle fue construido con la mano de obra de prisioneros suecos en el siglo XVII para facilitar el transporte de mercancías al centro de la ciudad. Desde este muelle parten en la actualidad los barcos turísticos que recorren los canales de la ciudad. También es el lugar adecuado para sentarse en una de sus terrazas para descansar y reponer fuerzas.
Rosenborg Slot. Este castillo palacio está rodeado por unos espléndidos jardines en los que pasear y descansar sin prisa. Así lo hacen los copenhagueses que a diario acuden a ellos. El Rosemborg Slot fue fruto del capricho del rey Christian IV que eligió este enclave para disfrutar de la tranquilidad de una casita de campo. Su interior alberga un museo que reúne las obras de arte de la colección real.
Kastellet. Otro destacado lugar de Copenhague es el Kastellet. Una ciudadela con planta en forma de estrella se ha convertido en un espacio de esparcimiento popular. Paseos ajardinados, puentes, estatuas y un viejo molino reubicado en este lugar generan un entorno muy agradable. Aún se conservan algunas dependencias militares que recuerdan sus originarias funciones.
Christiansborh Slot. Este conjunto palaciego neobarroco ha sido reconstruido tras los diferentes episodios que a lo largo de la historia arruinaron las estructuras anteriores. Hoy día el grandiosos palacio de Christianborg acoge en su interior las dependencias los tres poderes constitucionales de Dinamarca: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Una situación bastante inusual en los estados modernos en los que la separación de poderes es una piedra angular de la democracia.
NY Carslberg Glyptotek. Junto al parque de Tivoli se localiza otro lugar destacado de Copenhague. Es el NY Carslberg Glyptotek. El magnate Carl Jacobsen, además de crear un imperio cervecero con el que forjó una ingente fortuna, también adquirió un importante número de obras de arte que se exponen actualmente en este museo.
Kongens Nytorv. La plaza Kongens Nutorv está presidida por la estatua ecuestre del rey Christian V ubicada en el centro de la misma. En esta plaza abren sus puertas edificios de gran elegancia. Quizá el más llamativo de todos ellos es el Teatro Real. Pero tampoco cede en protagonismo el gran Hotel D´Anglaterre, con una monumental fachada.
Ópera. Una construcción mucho más moderna es la del edificio de la Ópera. Inaugurada en 2005, ha sido posible gracias a la donación de un multimillonario. Su estructura dominada por el acero y el cristal ofrece un toque moderno a una ciudad de la que se puede afirmar que se ha adaptado a las nuevas tendencias arquitectónicas sin perder la idiosincrasia de su glorioso pasado.
Kunsthallen Nikolaj. Varias iglesias con esbeltas torres se pueden encontrar en Copenhague. Unas todavía siguen conservando su función religiosa, pero otras, como la de Kunsthallen Nikolaj, han sido desacralizadas y hoy ofrecen espacios para la exposición de arte, venta de libros o íntimas cafeterías.
Ostergade. Como cualquier otra ciudad de Europa, en Copenhague no falta la típica calle peatonal en la que abren sus puertas las marcas de las multinacionales de la Moda. En este caso la calle más destacada para ir de compras es la Ostergade. Una larga vía peatonal para dar rienda suelta a las vanidades más humanas.