Donde la piedra da forma al entramado urbano
Visitar Ujué nos llevará a un viaje a través del tiempo. Su casco urbano, formado por calles estrechas y empedradas, casas conservadas con piedra caliza y
portalones medievales, nos devuelve a aquel tiempo pasado de la Edad Media donde caballeros y soldados campaban a
sus anchas por estas bonitas calles.
La historia de Ujué gira a través de una leyenda según la cual la villa existe gracias a un pastor que, atraído por una paloma, descubrió una imagen de Santa María. Fue entonces cuando las gentes de lugares cercanos decidieron asentarse allí para poder cuidar a la Virgen.
El atractivo más importante de la villa es, sin duda, la iglesia de Santa María. Este templo, de origen románico, posee triple cabecera y fue construido entre los siglos XI y XIII. Se conservan tres magníficos ábsides semicirculares. Durante el reinado de Carlos II se destruyeron las tres naves románicas y en su lugar se alzó una única e impresionante nave gótica. También se debe tener en cuenta al visitar esta iglesia las torres almenadas, la portada sur, que es una de las mejores obras del gótico navarro, la Virgen de Uxue, que es una de las imágenes románicas más antiguas de Navarra, las galerías y el paseo de ronda abovedado con su mirador desde el que se obtienen unas espectaculares vistas y la muralla que la rodea.
Merece la pena acercarse a visitar el pueblo de Ujué ya que es un pueblo precioso y aprovechar para probar las Migas del Pastor en algunos de sus restaurantes. Muy cerca de allí se puede aprovechar el viaje para visitar el Monasterio de Leyre, el Castillo de Javier, cuna del santo que da nombre al lugar, o Artajona. Y si se dispone de tiempo necesario, Olite, Tudela o la propia capital de la provincia, Pamplona, son localidades que hay que descubrir de la siempre sorprendente Navarra.
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