Siguiendo la estela de las fiestas de San Fermín.
Si por algo es conocida la capital navarra es por los Sanfermines. Tal es la fama internacional que han alcanzado los encierros sanfermineros que estos, y todo lo que les rodea, son el principal reclamo turístico. Basta recorrer la calle Estafeta para darse cuenta que la mayoría de los objetos que exponen las tiendas de souvenirs están relacionados con la fiesta de San Fermín. A continuación se exponen los lugares más destacados de la ciudad que, por una u otra razón, adquieren cierto protagonismo desde el 6 al 14 de julio.
Plaza del Ayuntamiento. Parece razonable comenzar esta lista en la plaza en la que comienzan las fiestas de San Fermín con el lanzamiento del chupinazo el día 6 de julio. En esta plaza comienzan las fiestas, pero del mismo modo allí terminan en la media noche del 14 de julio cantando el Pobre de mi. También es lugar de paso, todas las mañanas, de los encierros camino de la plaza de Toros. Algo que sorprenda a quienes pisan esta plaza por primera vez es lo pequeña que es, y lo grande que parece en las pantallas de televisión.
Corrales de Santo Domingo. Muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, pero lo suficientemente separada para aislarse del barullo de la fiesta, se encuentran los corrales de Santo Domingo. En este lugar tranquillo esperan los toros, acompañados de los cabestros, para, a las 8 de la mañana comenzar su trepidante recorrido.
Hornacina de San Fermín. La retransmisión de los encierros en televisión comienza cada mañana con el cántico de los mozos pidiendo protección al santo para sus arriesgadas carreras delante de los toros. Es por ello que la pequeña hornacina de San Fermín situada en la empinada cuesta de Santo Domingo, que en principio podría pasar desapercibida para los transeúntes, acapara las miradas curiosas de quienes pasan bajo ella.
Calle de la Estafeta. El tramo del recorrido de los encierros en el que se pueden ver las carreras en las que más y durante más tiempo se acercan los mozos a los toros es en la calle Estafeta. Por ello bien puede considerarse la calle más icónica del recorrido. En esta calle abren sus puertas numerosas tiendas de souvenirs en las que se pueden comprar los más variados recuerdos relacionados con las fiestas.
Plaza de toros Monumental del Pamplona. En ella terminan los encierros cuyos astados se lidien por la tarde. El acceso a la plaza de las reses se hace desde la conocida curva de telefónica, en la que se producen los momentos más peligrosos de los encierros. La plaza, la quinta mayor del mundo en cuanto a capacidad, también se ha convertido en un elemento turístico, y justo por la puerta de acceso de los encierros pueden verse unas talanqueras mucho más allá de los días de encierro.
Plaza de la Navarrería. Si por algo se caracterizan las fiestas de San Fermín es por sus calles animadas durante las 24 horas del día. Sería complicado señalar un punto como el epicentro de la fiesta, pues esta es generalizada en toda la ciudad. Aun así, no sin riesgo a encontrar discrepancias, la plaza de la Navarrería puede citarse como uno de los puntos en los que la fiesta no parece tener fin. Así pues, también se incluye este punto como uno de los más destacados de Pamplona cuando se buscan los lugares icónicos de las fiestas de San Fermín.
Plaza del Castillo. Esta plaza, situada a las espaldas de la calle Estafeta, y muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, es el corazón palpitante de la vida social de los pamplonicas durante todo el año. También durante sus afamadas fiestas. Es punto de encuentro antes de ir a disfrutar del chupinazo, o para tomar un chocolate con churros tras los encierros, para pasear y para sentarse en alguna de sus terrazas a descansar o a continuar con la fiesta.
Gigantes y Cabezudos. Si bien es cierto que los encierros son la imagen más conocida de las fiestas de San Fermín, no son el único elemento típico. Está perfectamente documentado que las comparsas de Gigantes y Cabezudos de Pamplona se remontan a principios del siglo XVII. Una larga tradición que los turistas pueden intuir fácilmente viendo las figuras de estos peculiares personajes reproducidas en las vitrinas de las tiendas de recuerdos.
Catedral de Santa María la Real. El santo que le da nombre a las fiestas pamplonicas se encuentra en la iglesia de san Lorenzo. Por lo tanto la catedral no es un elemento icónico de las fiestas. Pero también sería desacertado ignorarla en una visita a la ciudad, Por lo tanto, es otra parada obligatoria cuando se visita Pamplona. Tras su fachada neoclásica se esconde un edificio con varios estilos en el que destaca el gótico.
Ciudadela. Los fuegos artificiales son típicos en muchas fiestas de España. También lo son, como no podía ser de otra manera, en Pamplona. El lugar elegido para ellos es la Ciudadela. Así pues, ya no hay excusa para no visitar otro de los lugares más destacados de la capital de Navarra cuando se visita la ciudad siguiendo los lugares más icónicos de las fiestas de San Fermín.
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