Capital de un pequeño estado.
La pequeña ciudad de Luxemburgo no suele aparecer en las listas de las ciudades más bonitas de Europa, lo cual no deja de ser, en cierto modo, algo injusto. Con sus poco más de 100.000 habitantes, es una de las capitales menos populosas del continente y de uno de los estados más pequeños. El Ducado de Luxemburgo, Situado entre Bélgica, Francia y Alemania, cuenta con poco más de 600.000 habitantes, pero no por pequeña, deja de ser hermosa y, por lo tanto, muy recomendable para una breve escapada.
Al visitar la ciudad de Luxemburgo los más recomendable es dirigirse a la plaza de Guillaume II, donde se encuentra la oficina de información y turismo. En ella proponen una ruta circular para conocer los lugares más destacados de la ciudad, los cuales son;
Plaza de Guillaume II, en cuyo centro se yergue la estatua ecuestre del monarca que da nombre a la plaza. Allí abre sus puertas también el Ayuntamiento u "Hotel de la Ville". Los edificios de porte monumental que rodean la plaza son el leitmotiv que se repite a lo largo de toda la ciudad alta.
Palacio Gran Ducal. Desde una de las bocacalles de la Plaza de Guillaume II ya se ve la fachada renacentista del gran Palacio Gran Ducal. Es la sede y residencia del Gran Duque que en un régimen de monarquía constitucional preside el Estado luxemburgués. Adosada al Palacio Gran Ducal se construyó en el siglo XIX la actual Cámara de los Diputados.
Iglesia de San Miguel. Tras pasar por el moderno edificio del Museo Nacional de Historia y Arte y los bellos rincones que se pueden fotografiar en el Mercado de los peces, se llega hasta la iglesia de san Miguel. Este templo es considerado el lugar de culto más antiguo de la ciudad. Merece la pena entrar al interior para desfrutar de la paz que se respira en su única nave de arcos ojivales.
Casamatas del Bock. Sin duda, uno de los atractivos más singulares de la ciudad de Luxemburgo. Bajo el peñón del Bock, cuna de la ciudad, se esconden una serie de galerías excavadas del siglo XVIII. Son las famosas casamatas del Bock. Este yacimiento arqueológico de las viejas fortificaciones se ha abierto recientemente para las visitas turísticas y es uno de los principales motivos por lo que esta ciudad europea ha sido catalogada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Paseo de la Corniche. Continuando la recomendación de la oficina de turismo, el viajero recorrerá el que ha sido renombrado como el balcón más bonito de Europa. Siguiendo el borde del roquedo que otrora sirviera de defensa natural de la ciudad, se obtienen unas preciosas panorámicas sobre el barrio de Grund donde destaca la imponente construcción de la Abadía de Neimënster.
Catedral de Notre Dame de Luxemburgo. Dejando atrás la estatua de la gran duquesa Carlota, otro de los grandes iconos de la ciudad de la Catedral, erigida en estilo gótico tardío en cuyo exterior sobresalen tres altivas agujas, visibles desde buena parte de la ciudad. En su interior destaca la profusión decorativa de los arcos sobre los que se asienta el coro.
Plaza de la Constitución. Muy cerca de la catedral se encuentra la Plaza de la Constitución, desde la que también se obtienen buenas vistas sobre el Parque de la Pétrusse. Pero lo más llamativo de esta plaza es el Monumento del Recuerdo: una especie de obelisco coronado por la Dama de Oro que fue erigida en 1923 en memoria de los soldados luxemburgueses caídos durante la primera Guerra Mundial. Esta escultura se ha convertido en otro de los iconos más representativos de la ciudad.
Plaza de Armas. El paseo que propone la oficina de turismo termina en la Plaza de Armas, sin duda, otro de los lugares más destacados de la ciudad. Es la más amplia del casco histórico. Desde ella también se debe visitar la plaza del Teatro, más pequeña, pero no por ello menos bella.
Barrio del Grund. Desde el paseo de la Corniche se obtenían buenas vistas del barrio del Grund, con sus característicos tejados inclinados de pizarra. Pero también merece la pena bajar hasta él. Se puede descender en ascensor. En el barrio del Grund se puede disfrutar de unos agradables paseos junto a ambos lados del cauce del río Alzette. En una de sus orillas una sirena de llamativo color magenta llama poderosamente la atención de los paseantes. Es la estatua de Melusina.
Puente Adolfo. Es uno de los varios puentes que une diferentes partes de la ciudad. Incluso se puede afirmar que se trata del más llamativo. Se alza sobre el frondos parque de Petrusse y sobre él, además de peatones y vehículos a motor, transita la línea 1 del tranvía, con la que se puede recorrer buena parte de la ciudad.
Parlamento Europeo. Junto con Bruselas y Estrasburgo, Luxemburgo es sede de las más relevantes instituciones de la Unión Europea. Como es fácil de intuir, este barrio está formado por edificios de nueva planta en los que el cristal y el acero son sus principales señas de identidad. Dado su simbolismo e importancia en la conformación de la Unión Europea este barrio es otro de los lugares destacados de la ciudad cuya visita es muy recomendable.
Estación Central. Los viajeros que llegan a Luxemburgo en tren los recibirá un edificio de fachada monumental. Pero no solo a los que llegan en tren, sino también a los que llegan desde el aeropuerto en autobús, ya que en torno a la estación central tienen parada un gran número de autobuses e incluso el moderno tranvía. En torno a ella el ambiente que se respira no es tan noble como el que se percibe en el centro histórico, pero no por ello debe de pasarse por alto este popular barrio de Luxemburgo.
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