En este pequeño pueblo turolense
El origen de Mirambel se remonta al siglo XIII, cuando los templarios ocupaban, en plena reconquista, parte del territorio sobre el que se asienta hoy día. Su historia también está ligada a las Guerras Carlistas y ha servido de inspiración a artistas y escritores. Ahí van algunos ejemplos: Pio Baroja escribió “La venta de Mirambel”, el escritor Antón Castro publicó “El testamento de amor de Patricio Julve“, el compositor Anton García Abril compuso su obra “Preludios de Mirambel” y los protagonistas de la película Tierra y libertad, de Ken Loach, recorrían el casco histórico de la villa.
El encanto de Mirambel radica, entre otros atractivos, en sus murallas perfectamente conservadas. Además, la mayoría de los edificios emblemáticos se encuentran dentro del recinto amurallado por lo que, al acceder al interior, el viajero siente que la localidad se ha quedado anclada en el pasado.
La entrada más emblemática al recinto amurallado de Mirambiel es el llamado Portal de las Monjas, que posee un torreón cilíndrico y un arco de medio punto hacia el exterior y apuntado en el interior. Pero las murallas de Mirambel poseen otras cuatro puertas: el Portal del Estudio, el Portal de San Roque, el Portal de la Fuente y el Portal de Valero, que se encuentra en un cubo de la muralla de planta cuadrada. Una vez dentro de las murallas el viajero se encuentra en el corazón medieval de Mirambel.
El Convento de las Agustinas fue construido por Felipe II en el año 1564 aprovechando parte de las murallas y ocupado por las monjas agustinas hasta 1980. En la actualidad, dentro del edificio se encuentra la oficina de turismo y el Centro de Interpretación del Patrimonio Arquitectónico del Maestrazgo.
En la Plaza de la Iglesia se encuentran los edificios administrativos más importantes. El Ayuntamiento es un edificio renacentista de finales del siglo XVI. Tiene planta cuadrada y dos alturas. En el siglo XVIII fue reformado para albergar la cárcel de la Villa. Enfrente se encuentra la iglesia de Santa Margarita, de estilo barroco.
El Castillo de Mirambel fue construido a mediados del siglo XIII y reformado en el siglo XIX para convertirlo en vivienda. Fue destruido durante las Guerras Carlistas, pero aún se pueden observar parte de sus muros de mampostería.
El Lavadero es un rincón con cierto encanto y un vestigio etnológico de una etapa histórica ya superada. Tiene dos partes claramente diferenciadas: la cubierta, para lavar la ropa, y la descubierta que era la utilizada para su aclarado.
El casco histórico está repleto de casas señoriales y palacetes. Grandes edificios de recias portadas con arcos de medio punto, muros de mampostería, escudos nobiliarios e interesantes rejerías. Calles empedradas por las que pasear tranquilamente disfrutando de un lugar que, al atravesar sus murallas, parece haberse quedado suspendido en el tiempo.
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