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Castillo de Peracense

En la provincia de Teruel

Castillo de Peracense
Encaramado sobre lo alto de una ladera, y perfectamente amoldado a la complicada topografía de la misma, el castillo de Peracense puede ser considerado como uno de los más interesantes de la comunidad autónoma de Aragón. Sus tres líneas defensivas le convirtieron en inaccesible, y ni siquiera el inclemente paso de los siglos ha podido terminar con sus recios muros.

El castillo de Peracense se encuentra en el límite occidental de la provincia de Teruel, Aragón, muy cerca de la provincia de Guadalajara, ya en Castilla la Mancha. Ocupa el centro de un imaginario triángulo formado por las localidades de Monreal del Campo, Albarracín y Molina de Aragón.

Castillo de Peracense

Desde la distancia, la estampa del castillo de Peracense no es compacta como imaginamos en los castillos de los cuentos de princesas. Más bien es todo lo contrario. Su sistema defensivo, formado por tres líneas defensivas y diferentes construcciones, se ha adaptado al terreno extendiéndose por donde podía y recogiéndose allá por donde no tenía otro remedio. El resultado, no por anárquico, es menos hermoso.

Los alarifes del castillo no tuvieron que andar mucho para el acopio del material para su construcción. La misma roca sobre la que se asienta sirvió de cantera. Incluso en algunas dependencias la misma roca madre constituye el cimiento, suelo e incluso paredes de la fortaleza. Así pues, el tono rodeno de las rocas es el mismo que impregna sus muros en un perfecto mimetismo.

Castillo de Peracense

Los orígenes del castillo de Peracense parece ser que corresponden a la época en la que por estas tierras campaban los musulmanes. No obstante, la actual construcción se debe a los tiempos en los que aragoneses y castellanos andaban a la gresca. De ahí su otrora relevancia, pues constituía un importante enclave defensivo de la frontera entre ambos reinos. Pero cuando ambas coronas quedaron unidas con el enlace de Fernando e Isabel, el castillo dejo de tener interés y entró en declive. Hoy día es testigo silencioso del devenir cotidiano del pequeño pueblo, de poco más de setenta habitantes, que, a los pies de la ladera, le da nombre.

Castillo de Peracense

Aunque solo le separan de la capital turolense unos cincuenta kilómetros, y muchos menos de la autovía del mudéjar, una vez que se abandona esta y se circula por carreteras secundarias, es complicado llegar hasta él. Quizá sea esta una de las razones por la que este curioso castillo no sea muy conocido.

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