Para lo que hay que dedicar más de un día
La ciudad de Dublín está ubicada en la República de Irlanda. Es la
capital del país y la ciudad más poblada e interesante de la isla. Esta
dinámica e histórica ciudad se encuentra
en la costa este, sobre el mar de Irlanda, en la desembocadura del río Liffey y
en el centro del condado de Dublín. Es una ciudad divertida y llena de
monumentos e historia que atrae a miles de visitantes.
Muchos son los lugares que ver en Dublín por lo que al
menos se debe dedicar a la ciudad un par de días. Entre esos lugares que no deben pasarse por alto, citamos a continuación los que creemos que son los fundamentales para llevarse una visión completa de la capital irlandesa.
Uno de los lugares que, en primer lugar, se debe visitar es
el Trinity Colege y su famosa biblioteca. Es la universidad más antigua del
país. En su patio, torno a su pavimento adoquinado, se levantan unos elegantes edificios
neoclásicos. Fue fundada en 1592 por la reina Isabel I y posee una impresionante biblioteca repleta de libros y manuscritos de todas las épocas y de gran valor.
Su joya más preciada es el libro de Kells del siglo IX realizado por monjes
celtas.
La estatua de Molly Malone. No se sabe a ciencia cierta si
esta dublinesa, pescadera de día y se
cree que prostituta de noche, existió de
verdad, pero en su honor se compuso una canción que se ha convertido en una
especie de himno no oficial de Irlanda. Se dice que vivió en Dublín en el siglo
XVII y que poseía una gran belleza. Murió de forma prematura pero su leyenda se ha transmitido de
generación en generación.
El puente del medio penique es otro de los iconos de la capital irlandesa. Se construyó en el siglo XIX sobre el río Liffey en madera y hierro. Es un puente peatonal en uno de cuyos extremos se halla un arco por el que se accede directamente al conocido barrio del Temple Bar. El nombre del puente se debe al costo del peaje que suponía cruzar por él.
El Mercado Arcade es otro lugar interesante, aunque no lo suelen destacar entre los lugares a visitar en Dublín. Se trata de un mercado victoriano con muros de ladrillos y estructura metálica. Su interior está cubierto y por sus pasillos se respira un ambiente bohemio. En sus puestos se pueden adquirir gran variedad de productos entre los que no faltan souvenirs y productos de artesanía.
La Catedral de San Patricio es la iglesia más grande de
Irlanda. Fue construida sobre el año
1220 en estilo gótico y es el edificio religioso más alto de Irlanda. Posee
interesantes vidrieras fabricadas en el siglo XIX. El santo que le da nombre tiene gran arraigo entre los habitantes la ciudad y en su honor se celebra una de las fiestas más famosa e internacional.
La Catedral de la Santísima Trinidad es la segunda catedral que posee Dublín. Es la más antigua de las dos
catedrales protestantes que tiene la ciudad. Posee majestuosas naves y merece
la pena bajar a visitar su cripta medieval. Es uno de los templos más grandes y antiguos.
El castillo de Dublín está situado donde
anteriormente existía una fortaleza vikinga danesa. Ha servido de fortaleza,
tribunal e incluso de lugar de ejecución. Su estampa no presenta la sensación de castillo pero se puede observar la antigua torre medieval
del siglo XIII. Se puede recorrer en una visita guiada y ver el Salón de San
Patricio, el Salón del Trono o la Gran Escalera. Dentro del recinto se encuentra
la Chester Beatty Library, una biblioteca con entrada independiente, que merece
la pena visitar.
La Cárcel de Kilmainham se encuentra en un edificio victoriano muy bonito y es la mayor prisión desocupada de Europa y no
deja indiferente a nadie. Muchas figuras políticas han sido encarcelados e
incluso ejecutados en esta cárcel. Fueron políticos responsables de las
rebeliones que llevarían a la independencia del país. Se puede visitar la
capilla, las celdas, y el patio donde fueron ejecutados varios líderes obreros.
La Guinnes Storehouse es la fábrica-museo de la famosa cerveza
Guinnes. Tiene más de 250 años de historia. Al final del interesante recorrido se
puede degustar una pinta de Guinnes en el famoso Gravity bar desde el cual
puedes ver unas preciosas vistas de la
ciudad.
Dublin también posee varios parques urbanos por los que
perderse paseando o descansar. Los jardines de Iveagh, perfectos para realizar
un picnic, ST Stephen´s donde se
realizaron ejecuciones públicas hasta 1770, el parque Phoenix, un parque donde podrás encontrar gamos o buscar la
estatua de Oscar Wilde en el parque Merrion Square. Todos ellos son ideales para
un descanso entre tanta ruta histórica.
En la ciudad de Dublín también destacan varias calles importantes en las que hay que detenerse y pasear por ellas
disfrutando del gran ambiente del que disfruta la ciudad. La O´Connell Street
se encuentra en pleno centro de la ciudad
y posee grandes aceras y suele estar siempre muy concurrida. En ella se encuentra The Spire, una gran aguja que se eleva 120 metros y que fue construida en 2003.
Desde esta animada calle se puede
acceder a Henry Street o Parnell Street, calles de tiendas y establecimientos
comerciales.
Otra de sus calles principales es la Graffon Street, entre
la universidad Trinity College y el Parque St Stephens Green. Es una calle peatonal y una de las mejores
zonas de la ciudad para ir de compras o para disfrutar de los numerosos músicos
y artistas callejeros que le dan ambiente a la calle.
No podemos olvidarnos del Temple Bar que es la zona donde se
encuentra los pubs irlandeses y la vida nocturna de la ciudad. Se la conoce
como la calle que nunca descansa. Sus calles estrechas y adoquinadas, su gran
ambiente, sus pubs con música en directo y la alegría de irlandeses y turistas
hacen de ella el lugar ideal para disfrutar de una pinta de cerveza después de
todo un día disfrutando de esta
maravillosa ciudad.
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