El 24 de octubre del año 79 d.C.
El 24 de octubre del año 79 d.C., y no el 24 de agosto como se pensaba en un principio, fue cuando el volcán Vesubio rugió de tal manera que pillo por sorpresa a muchos pompeyanos en sus viviendas. Como consecuencia de aquel desastre, hoy encontramos en los restos de esta ciudad el mayor yacimiento arqueológico de toda la civilización romana.
Las excavaciones arqueológicas de Pompeya comenzaron en 1748, habiéndose sacado a la luz el 60% del yacimiento. Esto indica que todavía falta por descubrir un 40% de la ciudad. A priori estos datos ofrecen dos informaciones relevantes. En primer lugar nos hablan de las dimensiones de la ciudad de Pompeya y, por otro lado, nos permiten valorar en su justa medida la relevancia del yacimiento arqueológico.
La forma en como fue destruida la ciudad de Pompeya provocó que toda ella fuese cubierta por el material expulsado por el volcán. En unos casos los edificios fueron destruidos por la lava, en otros, simplemente fueron cubiertos por la ceniza y demás productos piroplásticos, permaneciendo casi intactos, pero ocultos, hasta la actualidad. Por ello, las excavaciones de Pompeya están arrojando mucha luz sobre la forma de vida de aquella época.
Uno de los elementos que más llaman la atención de los visitantes son las formas de las personas que quedaron sepultadas. Durante las excavaciones se descubrieron huecos que se pensó que podían corresponder a personas. Uno de los arqueólogos tuvo la idea de rellenar dicho huecos con yeso y al retirar el material que cubría el yeso quedaron perfectamente esculpidos las formas de los cuerpos humanos, revelando el momento en el que les alcanzó la erupción del Vesubio.
En una ciudad de las dimensiones de Pompeya no podían faltar los grandes edificios públicos de los que hacían gala todas las ciudades romanas. Anfiteatro, dos teatros, termas y por supuesto el foro, con sus grandes templos, son algunas de las construcciones más imponentes de Pompeya. Pero quizá lo más llamativo en esta ciudad son esos otros edificios que no son tan habituales. Panadería y, sobre todo el lupanar son los que más llaman la atención de los visitantes. Para poder saber cuál era la actividad de cada edificio han sido muy ilustrativas las pinturas que los decoran.
Las domus o viviendas de los grandes acaudalados de la ciudad, como la casa del fauno, o la villa de los misterios, han arrojado mucha luz sobre el modo de vida de los pompeyanos, en particular y los ciudadanos del antiguo imperio romano en general.
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