Antiguo retiro de la aristocracia
Los orígenes de la ciudad de Sintra hay que buscarlos a la etapa anterior de la llegada de los romanos a la Península Ibérica. Pero la época que realmente ha marcado la personalidad de Sintra ha sido el siglo XIX, cuando la ciudad se convirtió en destino preferido de la aristocracia portuguesa. Los palacios que se mandaron construir estos aristócratas, y los frondosos jardines que los rodean son hoy día los principales atractivos de la ciudad.
De entre todos los palacios, el más conocido es el Palacio de Pena. Encaramado en lo alto de una colina, su imagen multicolor, reproducida en infinidad de ocasiones, seguro que a muy pocos les resulta desconocida.
No tan vistoso como el de Pena, el Palacio de Regaleira es otro de los edificios que no deben dejar de visitarse. Este palacio está muy ligado a la masonería y, además del palacio propiamente dicho, y los exuberantes jardines que lo rodean, hay que destacar de él el pozo iniciático que se sumerge a través de una escalera circular y descendente hacia el interior de la tierra.
La frondosa vegetación de los jardines que rodean los palacios anteriores provoca que hasta que el viajero no se encuentra ante ellos, estos no sean visibles. No ocurre lo mismo con el palacio Nacional de Sintra. Sus extraordinarias dimensiones y sus enormes chimeneas cónicas lo visibilizan en seguida. Este palacio está junto al pequeño casco histórico de Sintra, en cuyos coquetos rincones se encuentran numerosos restaurantes y tiendas de souvenirs.
Decíamos al principio de este artículo que Sintra se encuentra muy cerca de Lisboa. Esta circunstancia, unido a su enorme potencial turístico, provoca que a diario acudan hasta allí miles de turistas. Consecuencia de ello es que, aparcar el vehículo privado sea complicado, pese a contar con muchas plazas de estacionamiento. Por otro lado, es necesario armarse de paciencia para poder acceder a sus monumentos.
Si las visitas propuestas anteriormente no han satisfecho la visita a la ciudad, pueden añadirse el Castillo de Mouros, próximo al Palacio de Pena, el convento de los capuchinos o los palacios de Monserrate, de Seteais o el de Biester.
La visita a Sintra sería completa si a todos estos atractivos culturales se añade la visita a Cabo de Roca, el Finisterre Portugués. Bellos acantilados sobre el océano Atlántico que inspiraron a Camoes la siguiente descripción: “…onde a terra se acaba e o mar comeca”.
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