Un pequeño tesoro por descubrir en Ávila
La ciudad de Ávila es mundialmente conocida por sus muy fotogénicas Murallas. También es un foco de peregrinaje y turismo religioso gracias a la memoria de Santa Teresa de Jesús a través de su casa natal y Basílica. Por cualquiera de estos dos motivos por los que se visite la ciudad, no faltará tiempo para conocer la iglesia de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, la Catedral, cuyo Cimorro se mimetiza perfectamente con las murallas o la plaza del Mercado Chico. Ahora bien, es más que probable que, habiendo visitado en numerosas ocasiones la ciudad, se haya pasado siempre por alto la iglesia de Mosén Rubí. Incluso es posible que muchos la desconozcan.
La iglesia de Mosén Rubí, cuyo nombre oficial es la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, se localiza junto a la calle que comunica la Catedral con el parador de turismo. En una recoleta plaza del mismo nombre se levanta, junto al actual convento de las Dominicas, este bello templo.
La capilla fue mandada construir en el siglo XVI por doña María Herrera, viuda de Andrés Vázquez Dávila. Siguiendo el mandato del testamento, junto a la iglesia se debía construir un hospital, que con el paso de los siglos se ha transformado en el convento de las carmelitas, y el templo debía servir, como así ha sucedido, de panteón familiar.
Siguiendo las líneas arquitectónicas de los años en los que se ejecutaron las obras, el templo presenta una capilla mayor cubierta por bóveda nervada de un estilo tardo-gótico, en tanto que, en el resto del templo, con planta de cruz griega, ya impera la decoración renacentista.
En la construcción del templo se utilizaron sillerías de granito berroqueño combinadas con el granito veteado que también se utilizó en la catedral. El resultado es muy armónico.
Durante tiempo se forjó una leyenda negra en torno a la iglesia de Mosén Rubí. Tal es así porque se asoció este templo con la masonería. Estudio más recientes y serios han desmontado rotundamente esta vinculación, entre otras razones porque la masonería apareció dos siglos después de la construcción de la capilla de Mosén Rubí.
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