Levantada sobre sus propias ruinas
Saint-Malo es una comuna francesa, situada al este de la región de Bretaña, y más concretamente en el departamento de Ille y Vilaine, cuya capital es Rennes. Es una de las ciudades más visitadas de Bretaña y parte de culpa la tiene el cercano Mont Saint Michel, del que, aunque pertenece a la región de Normandía, se beneficia de su fuerte atracción de turistas.
Cuando el viajero traspasas alguna de las puertas de la muralla, en su interior descubre una homogeneidad constructiva envidiable. Ello se debe, no tanto a una buena conservación a lo largo de los siglos, sino a una meticulosa restauración llevada a cabo tras la segunda guerra mundial. En agosto de 1945 Saint-Malo fue bombardeado por el ejército estadounidense para reducir a las tropas alemanas que se refugiaban en el interior del recinto amurallado.
Tras el feroz bombardeo aliado, las murallas de Saint-Malo no sufrieron daños, pero el ochenta por ciento de los edificios intramuros quedaron totalmente destruidos. En su reconstrucción, en vez de priorizar la rapidez utilizando hormigón y ladrillo, se primó la lenta reconstrucción que requería utilizar de nuevo las piedras de la vieja ciudad. Esta acertada decisión se debió al empeño de su alcalde, Guy La Chambre.
Entre los edificios que hubo que restaurar se encuentra la catedral de Saint Vincent. Veinte años duraron las tareas de reconstrucción del templo hasta ver de nuevo la imponente aguja de la torre sobresalir airosa y prominente sobre las murallas. En el interior de la catedral se encuentra la tumba de Jacques Cartier, quien fue el pionero explorador de las tierras de Canadá.
Además de recorrer las calles intramuros, repletas de restaurantes y demás establecimientos destinados a satisfacer las necesidades de los miles de turistas que recibe la ciudad, es necesario subir a sus murallas. La mayor parte de ellas pueden pasearse disfrutando de las panorámicas que ofrecen tanto a un lado como al otro.
Las murallas de Saint-Malo se aproximan tanto al océano, que solo la playa de Môle la separa en uno de sus lados. A esta playa se accede directamente desde el interior de la ciudad. Las vistas que de la plage du Môle se obtienen desde la muralla son muy hermosas, del mismo modo que lo son las que se obtienen de las islas de Bé, la grande y la pequeña, a las que se puede llegar, cuando la marea está baja, a través de unas pasarelas de madera. En la isla Grand Bé se puede visitar la tumba del escritor François-René de Chateaubriand.
Otro foco de atracción turística de Saint-Malo es su Casino. Es un edificio moderno y llamativo situado a extramuros de la ciudad, pero también junto al mar, en el que se dan cita los amantes del juego. Un escenario para probar suerte en los diferentes juegos de azar de los que pueden disfrutar sus clientes.
Una curiosidad de Saint-Malo es que, según cuentan, desde 1590, cuando la ciudad se constituyó durante cuatro años en una república independiente del rey francés, mantiene la prerrogativa de ser la única ciudad francesa que puede izar la bandera municipal por encima de la francesa.
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