Para conocer la ciudad
La ciudad italiana de Nápoles es una ciudad llena de historia, cultura y deliciosa comida. Aunque famosa por ser caótica, lo cual es muy cierto, o quizá precisamente por ello, Nápoles posee un encanto diferente al de otras grandes ciudades del país transalpino. Recorrer sus
calles esquivando las motocicletas, contemplar la ropa tendida en balcones sobre fachadas con amenazantes desconchones o degustar su famosa pizza en alguno de sus numerosos restaurantes dejará una huella indeleble en la mente del viajero.
Nápoles es la ciudad más importante del sur de
Italia y la tercera ciudad más poblada del país. Es la capital de la región de la
Campania, una de las 20 regiones en las que administrativamente se divide este estado. Posee numerosos atractivos por los que bien merece la pena una escapada a ella. A continuación se recomiendan una serie de lugares imprescindibles en una visita turística a
Nápoles.
El Centro Histórico de Nápoles fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1995. Sus calles estrechas están llenas recovecos en los que se abren hueco iglesias, plazas y calles pintorescas. Entre su dédalo calles hay que dedicarle un apartado a la Spaccanapoli, una de las calles más emblemáticas del centro histórico de Nápoles. Esta calle es famosa por su ambiente vibrante, lleno de vida, tiendas, cafés y restaurantes. Es un lugar ideal para pasear, disfrutar de la arquitectura napolitana y probar la deliciosa comida local.
Uno de los edificios más destacados que hay que visitar en el centro histórico de Nápoles es el Duomo. La Catedral de Nápoles o de Santa María de la Asunción, es un impresionante templo cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Es famosa por su arquitectura gótica y renacentista, así como por albergar las reliquias de San Jenaro, patrón de la ciudad.
La Iglesia de Santa Chiara es otra de las joyas de Nápoles. Construida en el siglo XIV, es un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica. Además de su impresionante fachada, lo que realmente destaca son sus hermosos frescos y el claustro, que está decorado con azulejos de cerámica coloridos que representan escenas de la vida cotidiana. Dentro de la iglesia se encuentra la tumba de algunos reyes de Nápoles, lo que añade un toque histórico muy
interesante. La Iglesia del Gesù Nuovo, también ubicada en el casco histórico napolitano es otra de las maravillas de la ciudad, además de un excelente ejemplo del estilo barroco.
Más allá del centro histórico hay que dirigir los pasos hacia la
La Piazza del Plebiscito. Es la plaza más grande de la ciudad y está rodeada de impresionantes edificios como el
Palacio Real, que recuerda el pasado monárquico de la ciudad, y la
Basílica Real Pontificia de San Francisco de Paula, magnífico templo neoclásico inspirado en el
Panteón de
Roma. En la
plaza del Plebiscito se localiza también la sede de la
prefectura napolitana. Dos estatuas ecuestres de
Frenando I y
Carlos de Borbón ocupan un lugar preeminente de la amplia explanada.
Muy cerca de la
plaza del Plebiscito se encuentra la
Galleria Umberto I. Se trata de un impresionante y emblemático centro comercial que en cierto modo recuerdan a la
Galería Vittorio Enmanuelle II de
Milán. Fue Inaugurada en 1891 y es un magnífico ejemplo de la arquitectura del siglo XIX. Su impresionante cúpula de vidrio y hierro permite que la luz natural inunde el espacio. En ella abren sus puertas tiendas elegantes, cafés y restaurantes, que
la convierte en un lugar perfecto para pasear, hacer compras o simplemente disfrutar de un café mientras se observa pasar la vida. Además, su diseño es realmente espectacular, con mosaicos coloridos en el suelo y detalles arquitectónicos que la hacen digna de admirar.
El Castillo Nuevo, o Castel Nuovo, es otro de los monumentos emblemáticos de Nápoles. Fue construido en el siglo XIII por los angevinos y ha sido testigo de muchos eventos históricos a lo largo de los siglos. Su arquitectura es impresionante, con torres y un gran arco de entrada que le da un aire majestuoso. El castillo alberga varios museos y ofrece vistas espectaculares de la ciudad y el puerto.
Otro castillo de Nápoles es el del Huevo, conocido como "Castel dell'Ovo" en italiano. Se encuentra en la pequeña isla de Megaride. Su nombre proviene de una leyenda que dice que el poeta romano Virgilio escondió un huevo mágico en sus cimientos, que protegía la ciudad. El castillo ha sido utilizado a lo largo de los siglos como fortaleza, prisión y residencia real.
En el ir de un sitio a otro se habrán ido dejando otros sitios de interés turístico como es el Nápoles Subterráneo, o la Capilla de San Severo que alberga el Cristo Velado, la Calle Toledo o el bullicioso Barrio Español o Quartieri Spagnoli.
En los alrededores de Nápoles también hay lugares de gran interés turístico. El Vesubio, además de una eterna amenaza sobra la ciudad, ofrece la posibilidad de diversas excursiones. Aunque la excursión por antonomasia que es imprescindible realizar cuando se viaja a Nápoles es visitar
las ruinas de Pompeya, ciudad que quedó sumergida bajo las cenizas del Vesubio. La misma suerte corrió Herculano, que también es digna de visitarse, aunque su fama sea menor. Para los más playeros, cerca queda la Isla de Capri.
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