La costa más salvaje de Irlanda
Los Acantilados de Moher (Cliffs of Moher en inglés o Ailltean an Mhothair en gaélico irlandés) son unos imponentes acantilados de más de 200 metros de altura que sobresalen del mar. Se encuentran situados sobre la costa oeste de la República de Irlanda, en el condado de Clare, cerca del pueblo de Doolim y a unos 75 km al sur de la ciudad de Galway. Son, sin duda alguna, una de las atracciones turísticas más importantes de la isla de Irlanda.
Los Acantilados de Moher son las estructuras rocosas más antiguas de la isla, ya que los geólogos ubican su formación hace unos 300 millones de años, y se debe a la acumulación de sedimentos, presión, movimientos tectónicos y la erosión que existe en la costa oeste de la isla. Se elevan 120 metros sobre el océano Atlántico y se extienden a lo largo de ocho kilómetros llegando a alcanzar la impresionante altura de 214 metros.
Para llegar a los Acantilados de Moher hay dos opciones. Se puede llegar por libre en un coche de alquiler o apuntarse a un tour organizado que salen desde la vecina Galway o también desde Dublín, el cual incluye el transporte y alguna parada por el camino. Al llegar a los acantilados se debe aparcar en el aparcamiento habilitado para ello y acceder al centro de visitantes para comprar tu entrada, si no la has adquirido anteriormente por internet. En el interior del Centro de Visitantes hay exposiciones informativas sobre la formación de los acantilados y de su historia y leyendas. También se puede saber algo más sobre la fauna que habita en los acantilados. Algunas tiendas de suvenires y una pequeña cafetería facilitan un poco el viaje y el momento de ver que ninguna fotografía, por bonita que sea, puede reflejar realmente el espectáculo que ofrecen estos impresionantes acantilados.
Hay varios caminos para recorrer. Uno de los senderos se dirige hacia el extremo del acantilado, es corto y desde él se llega a la torre de O´Brien, que es la zona más popular, el punto más alto desde el cual se pueden ver los acantilados y donde suele haber mayor concentración de turistas. Es un recorrido asfaltado que va pasando por varias plataformas y miradores desde el que admirar las preciosas vistas. Para aquellos que les guste el senderismo se puede caminar hasta el pueblo de Doolim que está a unos ocho kilómetros.
Otro de los senderos tiene un recorrido más largo y lleva por un camino estrecho por el que poder observar la parte más mágica de los acantilados. Este camino va en dirección al Hag´s Head, la torre que hay al final de los acantilados. Dicho camino se conoce como el Moher Coastal Walk.
Si se tiene la suerte de visitar los acantilados en un día claro, se pueden observar las islas Aran y la Bahía de Galway, además los Doce Pinos y las montañas Maum Turk en Connemara. No se deben tener muchas expectativas con el tiempo ya que lo normal es que no acompañe y llueva o haga aire por lo que nunca debe faltar un buen chubasquero.
Los Acantilados de Moher son una zona de protección especial para aves. Es el hogar de más de 20 especies de aves marinas por lo que si eres aficionado, no se debe olvidar llevar unos prismáticos para disfrutar del espectáculo e intentar observar al simpático frailecillo, las gaviotas, los fulmares o al siempre rápido halcón peregrino. Un verdadero paraíso para los amantes de las aves.
Los Acantilados de Moher son una verdadera maravilla. Poseen una rica historia, fantásticas leyendas, rutas variadas para todos los gustos, paisajes de una belleza sobrenatural y vistas que te dejaran sin aliento. En resumen, los Acantilados de Moher son un verdadero espectáculo de la naturaleza y uno de los más valiosos paisajes que posee la llamada Isla Esmeralda.
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