Fervor y tradición en límites insospechados
La Semana Santa de la capital es una de las ocho Semana Santas de Castilla y León declaradas de Interés Turístico Internacional además de Bien de Interés Cultural. Desde el viernes de Dolores hasta el domingo de Resurrección, todos los días sale alguna procesión. Los días claves, Jueves y Viernes Santos, salen hasta tres en cada uno de ellos. De entre todas, quizá la más conocida sea la de las Capas Pardas que sale el miércoles Santo a las doce de la noche. Pero esta no debe dejar en segundo plano otras procesiones como la de la Vera Cruz, que recorre las calles zamoranas el jueves santo a partir de las cuatro de la tarde.
Tras la ciudad de Zamora, la Semana Santa más destacada es la de Bercianos de Aliste, un pequeño pueblo de algo más de cien habitantes, situado cerca de la frontera con Portugal. Su Semana Santa arrastra más de cinco siglos de historia habiendo sido declarada, además de Interés Turístico Regional, Bien de Interés Cultural. Durante la tarde del Viernes Santo se produce el momento culmen de la Semana Santa de Bercianos de Aliste. Ese día los penitentes, ataviados con su futura mortaja, portan en un conmovedor cortejo fúnebre la imagen de Cristo camino del Calvario en el que, entre otros actos, los asistentes entonarán el Miserere.
Mas allá de las dos Semanas Santas citadas anteriormente, hay cuatro más que han sido declaradas de Interés Turístico Regional: las de Toro, Fuentesaúco, Benavente y Villalpando. Una figura singular de la Semana Santa de Toro son los conqueros, quienes con una conca, recipiente de madera que se utiliza en las bodegas para catar vino, van pidiendo limosna. En la de Fuentesaúco llamará la atención de los visitantes los nazarenos con sus vestimentas moradas portando una corona de espinas en la cabeza y una soga al cuello. En la localidad de Benavente presumen de que las primeras referencias documentales de alguna de sus cofradías se remontan al siglo XIV. Por último es de destacar el interés de las tallas que desfilan por las calles de Villalpando en sus procesiones como la del Encuentro, o de la Carrera, que se celebra el domingo de Resurrección y que le ha valido el reconocimiento mencionado.
Pero más allá de estas Semanas Santas, casi en cualquier pueblo de la provincia, por pequeño que sea, se vive con fervor estos días. Citar todos sería tarea harto complicada, pero también sería injusto no nombrar lugares como Alcañices, Fermoselle, Manganeses de la Lampreana, Malva, Villafáfila, Fuentelapeña o Carbajales.
Una Semana Santa que se precie no puede dejar al margen su gastronomía, y las de la provincia de Zamora no son una excepción. Los vinos con Denominación de Origen de Toro, los de la Tierra de Zamora o los de Arribes, pueden servir para acompañar a los productos con Indicación Geográfica Protegida como carne de Ternera de Aliste, la Carne de Sayago o a la Sanabresa. Destacar también la gran variedad de quesos zamoranos, embutidos, legumbres..., y aunque Zamora no linde con el mar, el bacalao. Y cómo no, los dulces de los obradores conventuales como la tarta del Císter de las monjas de Benavente.
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