En la isla de Mallorca
Valldemosa es un pueblecito que sorprende por su magia y por el que hay que pasear sin prisa disfrutando de sus calles empedradas y bien
cuidadas. El Palacio del Rey Sancho y la Cartuja son los monumentos más importantes que hay que visitar en Valldemosa.
El palacio fue construido a principios del siglo XIV por el rey Jaime II de Mallorca para alojar a su hijo Sancho I que padecía de asma. Cuando el palacio dejo de utilizarse fue cuando este edificio paso a formar parte de un monasterio cartujo. Al palacio se accede por un bonito patio junto al que se encuentra una pequeña sala donde se realizan a diario breves conciertos de piano de Chopin.
El 11 de agosto de 1399 se celebró en la Cartuja su primera misa. En el interior se pueden recorrer diferentes estancias además de la iglesia, la sacristía, una antigua farmacia y colecciones privadas sobre Frederic Chopin y George Sand además del Museo Municipal de Valldemosa . El Museo de Chopin se encuentra en la celda número cuatro. Es el sitio exacto donde el compositor y la famosa escritora francesa, George Sand, pasaron el invierno de 1838 a 1839, y donde se encuentra el piano del famoso compositor.
Al salir de la Cartuja se accede al antiguo patio del claustro que actualmente son los jardines del Rey Juan Carlos I y que son uno de los parques más bonitos de Valldemosa . El parque es ideal para pasear y en él se pueden encontrar bustos de los célebres personajes que han pasado por este bello municipio como pueden ser Chopin, Santiago Rusiñol o Rubén Darío.
La Parroquia de Sant Bartomeu también se encuentra situada en el centro del municipio. Empezó a construirse en 1235 en estilo gótico. Desde entonces hasta la actualidad ha sufrido numerosas modificaciones hasta 1925 cuando se terminó su característico campanario en estilo neogótico. En el interior de la iglesia se encuentra un bonito retablo barroco y un órgano que acompaña en las
celebraciones religiosas. También hay que destacar la capilla dedicada a Santa Catalina Tomás, conocida como “La Beata” y que es la única santa mallorquina.
Justo detrás del palacio, a través de una pequeña calle, se accede a la Plaza de Rubén Darío y al mirador de Miranda dels Lledoners desde el cual se obtienen las mejores vistas del valle y las montañas.
Valldemosa no es conocida solo por estos emblemáticos monumentos. La localidad por sí sola es un museo. Numerosas pequeñas calles empedradas y rincones preciosos donde el tiempo parece detenerse acompañan en todo el recorrido. Algunas de las calles por las que hay que pasear son: Carrer de la Rosa, al final de la cual se encuentra la Plaza de la Constitución donde se ubica el ayuntamiento, Carreró de la Amargura o Carrer Rei Sanxo que es una de las calles con más encanto, rodeada de macetas de flores de colores.
Valldemosa es un pueblo pequeño que se puede visitar en unas horas. Desde este pintoresco lugar se puede descubrir la Sierra de Tramontana que es Patrimonio Mundial de la Unesco y realizar algunas de las muchas rutas que se pueden realizar. Una de ellas lleva a Puig des Teix que es uno de los picos más visitados de esta cadena montañosa, aunque es una ruta que lleva unas cuatro horas. Si se busca algo más tranquilo a pocos kilómetros se encuentra el Puerto de Valldemossa ideal para un refrescante baño en un bonito entorno. Otra opción puede ser realizar una bonita ruta por pintorescos pueblos y acercarse hasta Deyá y Sóller, dos preciosos pueblos cercanos que se pueden visitar en el mismo día.
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